Conmemoramos mañana un aniversario
más de la independencia del Perú recordando la proclama del general José de San
Martín.
Vienen a la memoria las célebres
frases que pronunció al concluir su histórico mensaje: “Somos desde este momento libres
e independientes…”
El himno nacional reafirma lo
expresado por el ilustre militar argentino en el verso: “Somos libres, seámoslo, siempre,
seámoslo siempre…”
Pero. ¿Ha pensado usted alguna vez
en el significado de ser libres…?
Bien. Es estar despojados de ataduras
internas y externas que impiden desarrollar. Es la capacidad de la conciencia
para pensar y actuar.
O, mejor dicho: “No ser esclavo de nada…”,
tal como lo sintetizó, hace más de dos mil años, el filósofo latino Séneca:
Transcurridos casi dos siglos del
trascendental discurso que marcó el fin de una época y el inicio de otra en el
Perú, podemos decir que: ¿Somos realmente libres…?
La siguiente explicación le
permitirá sacar sus propias conclusiones..
Una gran mayoría de peruanos
seguimos encadenados a situaciones retrógradas como el chisme, el egoísmo, la
envidia, la viveza y la mentira.
Perdemos valioso tiempo comentando
con el vecino o conocidos situaciones generalmente negativas o alarmistas, no
verificadas.
Es una triste constante
manifestar un excesivo interés por sí mismo. Que todo gire a nuestro alrededor,
sin importarnos en absoluto los demás.
De otro lado, en ocasiones y
sin ninguna razón, nos sentimos desdichados por no tener lo que posee el otro.
Oiga. Si el amigo adquirió algo
costoso con su esfuerzo y trabajo honesto. ¡Bienvenido…! En vez de sentirnos
menos, tratemos de imitarlo para ser como él.
Yendo a otro campo, hay
gente extasiada por sus exageradas ansias de ostentar poder. Otros, hacen
alarde de eso en todo nivel. Nos falta humildad.
Duele decir que la responsabilidad,
la dignidad y la vergüenza están en retirada. No tienen ningún valor para
muchos.
Nos dejamos dominar por la codicia.
Aquel deseo vehemente de conseguir dinero o riquezas a cualquier precio.
Algunos consideran que ser
congresista o autoridad es una forma de enriquecerse y hacen lo imposible por
lograrlo. Una pena para el Perú.
Ciegos y equivocados, existen
quienes se dejan arrastrar por caminos prohibidos y terminan en los tribunales
de justicia.
La ambición en los estratos
populares conduce a la delincuencia, para preocupación general, convertida en
uno de los principales problemas del país.
Por último, combatir la violencia como
la ciudadanía quisiera tiene límites en los tratados internacionales de
derechos humanos firmados por el gobierno.
Después de todo esto. ¿Usted qué
opina…? ¿Somos realmente libres…?
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