Un aspecto fundamental, cuando nos
referimos al tratamiento de una enfermedad, es la relación médico-paciente.
Mucho más, si dicha vinculación no
queda limitada a ambas personas, sino que se traslada a los familiares de quien
padece un mal.
Sobre el particular existen una
serie de criterios y formas de pensar que incluso, en algunos casos, han sido
llevados a los tribunales de justicia.
En torno a esa delicada situación
trata el libro “Temas de Bioética” que acaba de publicar el renombrado médico
liberteño Juan Namoc Medina.
Tal vez, la palabra bioética nos
parezca rara. Sin embargo, el autor resume su significado cuando recurre a la
expresión del estudioso alemán Albert Schweitzer quien lo sintetiza así: “Es la
reverencia de la vida”.
Allí está todo. Es el conjunto de
normas codificadas que guían el comportamiento de los médicos con sus pacientes,
familiares y la sociedad en su conjunto.
Escrupuloso y deseoso por revelar
estos poco conocidos conceptos, el galeno se remonta a los orígenes del término
en 1927 por el educador y filósofo Fritz Jahs.
Tras esa inquietud, menciona al
bioquímico norteamericano Van Rensselaer
Potter, quien en 1970 señala que si bien son inevitables los
sufrimientos humanos, no se aceptan los que provienen del comportamiento
inhumano del hombre.
Más adelante llega a la recién
concluida última década y señala que la
bioética ha experimentado un desarrollo paralelo al de las ciencias biomédicas.
Al tratar sobre los principios de la
ciencia remarca que “Si el valor es la
vida, el principio es “respetar la vida con bondad y no hacer daño”.
Respecto al principio de la no mal
eficiencia, evoca a Hipócrates y destaca
que la medicina no basta con buscar el bien del paciente sino que se debe “evitar
hacer daño”
Cuando aborda la bioética en los nosocomios,
Namoc incide en un aspecto cotidiano.
Que cuando fallece un paciente el médico se limita a extender el certificado de
defunción, pero omite lo más fácil, dar el consuelo a la familia.
Dentro del capítulo de la bioética y
la relación médico-paciente recalca que el profesional está obligado a hacer el
bien con justicia, sin despotismo, ni petulancia, respetando la autonomía del
paciente.
Al hablar de la bioética y la
eutanasia o “buena muerte”, recuerda que en el Perú no existe una cultura de
prevención de la salud. Menos aún una cultura de prevención ante la muerte.
Y hace hincapié en una gran verdad: “No existe una persona sana, solo
insuficientemente evaluada”.
Los asuntos de la obra son sumamente
interesantes y de gran actualidad lo que asegura una preferencia masiva.
Es oportuno destacar que, contra lo
que se pueda suponer, el lenguaje empleado por Namoc Medina es sencillo y
coloquial. Eso, asegura su fácil compresión. Punto a favor.
Qué decir de las citas bibliográficas.
Pertenecen a una colección de oro. Dignas de tenerlas a la mano para leerlas en
la sala de espera de un consultorio médico.
Al final, destacamos la siempre valiosa
contribución del Fondo Editorial de la Universidad Privada Antenor Orrego.
“Temas de Bioética” es un libro que
vale por sí mismo. ¡Digno de ser leído por todos…!
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