La ley de maltrato animal obvió aspectos importantes...
Hace
unos días, la comisión de Ambiente y Ecología del congreso aprobó el proyecto
de ley que impone cinco años de cárcel a quien maltrate o mate a un animal
doméstico o en cautiverio.
La
iniciativa modifica dos artículos del Código Penal y establece que tales actos
de crueldad se castiguen con uno y dos años de cárcel.
En
caso de muerte, la pena será ampliada a tres y cinco años de prisión. El
dictamen otorga facultades a los gobiernos regionales y locales en crear
albergues para los canes y gatos abandonados.
Asimismo,
les sugiere trabajar de manera coordinada con las asociaciones protectoras de
animales.
Hasta
allí todo está muy bien. Sin embargo, los gestores de la iniciativa legislativa
olvidaron por completo la otra cara de la medalla.
Nos
referimos a los propietarios de los animales domésticos que, luego de quedar
bajo su custodia, dejan de ser atendidos.
Son
numerosas las familias que al comienzo, por una u otra razón, se encariñan con
las mascotas, pero con el tiempo se les va la ilusión.
¿Es
correcto que contra esas irresponsables personas no exista ninguna sanción…?
De
otro lado, la gran mayoría, por no decir todos, utilizan los jardines del vecindario
y los parques públicos como servicios higiénicos de los animales.
Incluso
han establecido horarios. En las primeras horas de la mañana, después del
mediodía y al atardecer.
Se
burlan así de las autoridades y la ciudadanía atentando contra el bienestar de los
moradores de la zona.
Como
se sabe ellos, con todo derecho, acuden a las plazuelas con sus niños para recrearse
y tomar aire puro.
Recordemos
que las mascotas son portadoras de pulgas, garrapatas parásitos y otros bichos que representan un gravísimo peligro para el
ser humano.
Y.
contra lo que se pueda suponer, llevarlos al veterinario, clínicas
especializadas y bañarlos, no suele ser una costumbre, ni preocupación para sus
dueños posiblemente porque eso significa un gasto.
A
esas personas, los creadores de la ley del maltrato animal, no los han considerado
para nada lo que constituye un gran error.
Peor
aún, tampoco se han señalado las penas para los propietarios de perros que
muerden a los peatones.
Justo
hace unas semanas, un colega periodista trujillano sufrió el desgarro de parte
del muslo a causa de una mordedura que lo llevó hasta el hospital.
En
estos casos, la situación se complica cuando se trata de canes callejeros o los
dueños rehúyen cualquier responsabilidad.
Ese
aspecto, de importancia vital para la colectividad, careció de validez a la
comisión de Ambiente y Ecología en el momento de elaborar la ley del maltrato
animal. ¡Una omisión imperdonable…!
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