Las tarjetas de crédito son importantes, pero hay que utilizarlas con cautela...
Las encuestas no se detienen. Invaden
todos los aspectos de la vida de los seres humanos. Lo bueno es que, en
ocasiones, nos dan lecciones.
Como el sondeo que acaba de realizar
la empresa Ipsos Mori sobre la capacidad de los peruanos para cumplir con sus
compromisos de pago.
La investigación revela interesantes
datos. Como que el cuarentaidós por ciento ha incrementado sus compras en los
últimos cinco años.
Adquisición de viviendas, vehículos,
electrodomésticos y muebles son las principales preferencias de los compradores.
Además, que mientras el treinta y
cinco por ciento viaja durante las vacaciones, el cuarentaidós por ciento almuerza
o cena fuera de casa.
Consecuencia inmediata de esas
inversiones es el riesgo de ingresar al
grupo de personas endeudadas.
Todo esto se relaciona, en forma
directa, con el uso de las tarjetas de crédito o hipotecas que ha aumentado a
ritmo constante desde el 2005.
Hay que reconocer que, muchas veces,
por imitación o el equivocado criterio de aparentar o no ser visto menos que
los demás, se abusa del llamado “dinero plástico”.
Es importante destacar que la
tarjeta es una valiosa ayuda, pero siempre que se asegure que hay dinero suficiente
para pagar lo que se adquiere.
Sobre el particular, la
investigación permitió establecer que en el Perú existen familias que han
llevado sus finanzas al límite
permitido.
Sin embargo, en torno a esta misma
problemática, el caso más patético está dado por los grupos familiares que se
exponen al máximo.
En algunas personas, el consumismo
llega al extremo de quedar como atrapados y, casi por impulso, adquieren
artículos innecesarios.
Aquí se ajusta aquella frase que
dice: “No compres lo que no necesites, porque cuando quieras algo con
urgencia, no tendrás dinero para adquirirlo…”
O el consejo de Benjamín Franklin
cuando sostiene: “Cuida los pequeños gastos. Un minúsculo agujero hunde un barco…”
Dentro de aquellos están los que no
solo invierten sus recursos disponibles, sino que piden prestado para gastar.
Eso, es el colmo. Pero se da en nuestro medio.
Lo correcto es sustraerse a la
tentación y no dejarse atrapar por todo lo que nos ofrecen las agresivas
campañas del mercado.
A pesar de ello existe una receta
mágica orientada a liberarnos de esta clase de situaciones que hasta pueden
originar desgracias.
La proporciona el escritor italiano
Cesare Cantú cuando sugiere a las mentes receptivas: “Gaste siempre una moneda menos
de lo que gana…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario