Marinelli lanza un potente disparo desde fuera del área y vence a Libman. Era el empate...
Hasta antes del partido del sábado
por la noche, la Universidad César Vallejo ilusionaba a la afición que esperaba
ver brillar a su cuadro.
En lo que va del año, había conseguido
resultados que lo mantuvieron invicto y hacían esperar un partido exitoso.
La convincente victoria del debut
ante Universitario en su propio reducto, contribuyó a mantener firme esa idea.
Pero, la Universidad San Martín “apagó”
las luces del Mansiche. Todo fue penumbra. La escuadra de Navarro no la vio y
llegó la estrepitosa goleada
A pesar que la UCV adelantó en el
marcador, la inmediata igualdad no dio lugar al festejo y tampoco quedó allí.
Promediando los veinte ya se perdía
por dos a uno y al cierre de la primera fracción, los limeños aumentaron a
tres.
Claro. Un minuto antes, se empezó a
jugar en inferioridad de condiciones por la tonta expulsión de Rabanal.
Hubo un roce en las inmediaciones
del área adversaria y quedó tendido en el suelo. El árbitro no cobró nada.
Reclamó airadamente y… ¡Fuera…!
Error común del futbolista peruano
que nunca aprende. Equivocado o no, el juez ya tomó una decisión y solo queda
obedecerla. Aunque no nos guste.
Peor es perjudicar al equipo obligándolo a actuar con uno menos. Tal como
lo hizo el volante. Tener cabeza fría es mérito del deportista profesional.
Si lo dudan, miren el comportamiento de los
futbolistas europeos. Jamás se exponen a ser expulsados del campo por reclamar.
Eso, es jerarquía.
Para el complemento, ya pesaban los
goles y la superioridad del contendor. En ese ambiente de vacilaciones, llegó
el cuarto.
¡Goleada inmisericorde…! Como muy
pocas veces ha sufrido el cuadro trujillano en su propia casa.
Duele por la regular cantidad de público
que, entusiasmado, asistió a las
graderías del estadio trujillano para aplaudir a su elenco y quedó frustrado.
Que la derrota sirva para
reflexionar, replantear esquemas y tomar las cosas con mayor responsabilidad.
Porque la del sábado, fue una noche
negra para la Vallejo…
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