Con Jimmy Santy en sus
inicios. Cuando hacía furor en Trujillo. A lado, su promotor, el argentino
Claudio Montes.
Esta es una historia inédita. Protagonizada por un periodista que se formó
en la Empresa Editora LA INDUSTRIA desde los años juveniles.
Actualmente es articulista de SATÉLITE.
Corría el verano de 1964. Cuando la
playa de Buenos Aires era el balneario más visitado e importante de Trujillo.
Cuando los patrulleros no llegaban a
diez y nuestra urbe era la más apacible del país. Se le conocía como la ciudad
más tranquila del Perú.
En esa añorada época de paz plena y
seguridad completa, el diario La Industria estaba considerado como la lectura
obligatoria de los trujillanos.
Su preferencia era tal, que se
dejaba muy temprano en las casas a miles de familias inscritas como
suscriptores de cancelación mensual.
El periódico tenía casi el mismo
tamaño de hoy. Constaba de ocho páginas. Aunque no se imprimía en el sistema de
offset integral de ahora.
Utilizaba la tradicional rotaplana.
Una monstruosa máquina negra de fierro que movía suelo y paredes al funcionar.
Fines de enero de 1964. Yo tenía algo
más de dos años como redactor principal del vice decano de la prensa nacional.
Mi labor periodística consistía en
cumplir con cuatro comisiones de rigor, generalmente a base de entrevistas a
autoridades, y una iniciativa.
De manera simultánea a esa tarea,
estudiaba pedagogía en la facultad de Letras y Educación de la Universidad
Nacional de Trujillo. Escribía una columna titulada Caleidoscopio
Universitario.
Una calurosa mañana, como tantas de la
temporada, decidí conversar con Daniel Gordillo Jara, el director del diario,
para trasmitirle una inquietud.
.
-- Don Daniel – le dije -- ¿Qué
le parece si publicamos una sección con la letra de las canciones de
actualidad. Aquellas que les gustan a los jóvenes….?
-- Mira Freddy, contestó, La
Industria es un periódico serio. Nunca ha editado nada semejante. Pero, déjame
conversar con el Embajador Vicente Cerro Cebrián para conocer su opinión.
A propósito, Don Vicente tenía una
admirable visión para estas cosas. Transcurrió poco más de una semana cuando
Gordillo me llamó a su oficina, ubicada entrando a la izquierda.
-- Freddy. El doctor Cerro Cebrián está de
acuerdo con tu idea. Dice que la escribas con mesura y respeto. Escoge un día
de la semana y así debe salir siempre.
Primera columna de “El Hit
del Momento” que se publicó el martes 11 de febrero de 1964. Fue hace medio
siglo.
Con el visto bueno en la mano, El Hit del Momento irrumpió por primera
vez el martes 11 de febrero de 1964. Hace cincuenta años.
Luego de una breve presentación,
adjuntaba la letra de “Celia” con el crédito de su autor e intérpretes, con Leo
Dan a la cabeza, incluyendo el sello discográfico.
Desde el comienzo tuvo una
excepcional aceptación. Empezaron las llamadas telefónicas a la sala de
redacción solicitando una y otra canción. Esas comunicaciones interrumpían mi
trabajo. Tuve que acostumbrarme.
Los días martes muchos jóvenes, que
hoy deben tener mi edad, adquirían La Industria para no perder sus temas
favoritos. Aparecieron cientos de coleccionistas.
“El Hit” era su sección predilecta.
De dos columnas de ancho aumentó a tres y después a cuatro. Se añadieron frases
célebres y fotografías.
Su publicación coincidió con la
aparición del rock lento que dio origen a las baladas caracterizadas por su
romanticismo y sentimiento.
Allí se editaron los versos de las
melodías de los más consagrados
baladistas de las décadas del sesenta, setenta y ochenta.
El prestigio de la columna superó
fronteras. Alfredo Kato, periodista de espectáculos de un influyente diario capitalino
calificó, con elocuentes términos, que El
Hit del Momento era pionero en el periodismo nacional.
En ese tiempo el mundo discográfico,
a base de discos de acetato en 45 revoluciones y long plays eran la atracción. Existían
en Trujillo numerosos establecimientos dedicados a la venta.
Las emisoras no se quedaban atrás.
Tenían programas especializados en irradiar los temas de moda y elaborar sus rankings
musicales. Igual sucedía en Lima y todo
el país.
En ese ambiente de efervescencia
musical, se formó la Cadena de Comentaristas de Discos del Perú
(CACODISPE) que me incorporó entre sus
miembros.
Años después, “El Hit” pasó a
publicarse en SATÉLITE donde, como es de suponer, acrecentó su popularidad.
En sus páginas cubrimos con éxito
todas las ediciones del Festival Internacional de la Canción de Trujillo a lado
del colega Felipe Apaza Amador.
Así hicimos amistad con los grandes
valores de la música moderna. Fue una grata e inolvidable experiencia.
Revisando un long play ante
un impresionante panel de acetatos de la época.
Ahora todo ha cambiado. Los acetatos y las consolas pasaron de moda. Quedaron como piezas de museo.
Tal como quedó el recuerdo del día
que, por primera vez en la historia del diarismo trujillano, se comenzó a
publicar la letra de las canciones que coparon el gusto popular
Una sugestiva aventura informativa que nos
hizo ingresar, sin pensarlo, al campo del espectáculo. Faceta distinta pero, igual,
apasionante.
Lo que es el mundo del periodismo.
Empecé, como casi todos los periodistas que se inician, cubriendo policiales y
deportes.
Siguieron las notas locales de peso,
reportajes, entrevistas y, al final, editoriales. Tal vez, la diversidad en las
exigencias me dio cierta versatilidad
Hoy escribo sobre diferentes asuntos
en la página editorial y deportiva de este vespertino donde su director, Víctor
Hugo Paredes Florián, me abrió las puertas de par en par.
A pesar del prolongado camino recorrido en la prensa escrita, considero que aún hay mucho que dar. Pero, mucho más que aprender...
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