¿Habrá alguien que algún día termine con los ruidos molestos de Trujillo..?
Trujillo es la capital de la primavera,
la marinera y, tal vez, de la cultura. Algunos agregan de la violencia, pero es
también de los ruidos molestos.
He aquí la explicación. Ubicarse en
el centro o cualquier arteria de nuestra urbe es someterse a un incesante e
infernal bullicio.
Los ruidos son capaces de crispar
los nervios o simplemente, alterar el estado de ánimo de las personas, con sus
consiguientes secuelas patológicas.
El primer lugar entre los causantes
de esta anormalidad lo ocupan los conductores de vehículos con sus bocinas y
otros implementos sonoros innecesarios, pero permitidos por las autoridades.
No faltan los automotores antiguos
que, por su propia naturaleza, se identifican por el mortificante traqueteo al
funcionar.
Siguen los cobradores de micros y
combis del servicio de transporte público que vociferan en cada esquina o donde
se le antoje.
Su misión no se reduce a recaudar
dinero de los pasajeros, sino a gritar con todas sus fuerzas para llamarlos o
indicar la ruta del recorrido.
Para eso utiliza otros recursos que
tiene cerca. Silbidos y golpes con la mano contra la parte exterior del
carro. Todo vale.
Si camina por el centro comercial de
la ciudad cruzará por tiendas de artefactos eléctricos o equipos de sonido que
ponen lo suyo.
En caso de alejarse un poco y
circula por las urbanizaciones, encontrará al infaltable comprador de fierros
viejos o artículos malogrados.
Él se moviliza en un triciclo
fabricado para pedalear, pero acondicionado a una motocicleta. Un verdadero
hibrido Absurdamente, sin placa (?).
Para anunciar su paso, el sujeto
emplea un altoparlante que supera cualquier límite auditivo permitido.
Pueden incluirse en ese rubro a los
fruteros. Aunque da la impresión que ellos son más considerados con el
vecindario.
Ese es el aterrador panorama sonoro
de Trujillo, una de las ciudades más importantes del país.
Se tiene conocimiento de una
comisión técnica del ministerio del Medio Ambiente. aquellos de los sueldos
duplicados, que recorre el país analizando el índice de contaminación sonora de
las ciudades.
Su trabajo debe durar apenas
unas horas. Porque aquí, todo está dicho en cuanto a ese problema.
Lo que falta es una acción inmediata
y efectiva de los entes responsables para aplicar las sanciones que, incluso,
están consignadas por escalas.
¿De quién depende impulsar la
maquinaria para terminar con los ruidos molestos y vivir de verdad en un
ambiente civilizado…?
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