domingo, 6 de noviembre de 2011

¿DÓNDE ESTÁN NUESTROS HIJOS…?

¿Qué culpa tiene la pera...? La denominación "Pera malograda" han adoptado algunos jóvenes descarriados...


Hace unos días, efectivos de la Policía Nacional, agentes de seguridad ciudadana y representantes del ministerio Público, ingresaron a un centro de diversiones ubicado en una urbanización de la ciudad.

La intervención se realizó atendiendo el reclamo de los vecinos de la zona debido a los constantes escándalos producidos en las inmediaciones del referido local.

El resultado del operativo permitió detener a más de ochocientas personas de las cuales la mayoría eran menores de edad.

Muchos de los pequeños tenían evidencias de haber libado licor, incluso consumido drogas.

Los detenidos fueron conducidos a la comisaría desde donde se llamó a los padres de familia para entregarles a sus hijos.

Lo condenable fue que varios progenitores, en lugar de reprender a los muchachos, protestaron contra el accionar de las autoridades.

De otro lado, se comprobó que el establecimiento carecía de licencia de funcionamiento, aparte de infringir la norma de permitir el ingreso y expender bebidas alcohólicas a los jóvenes.

Poco después, la televisión capitalina difundió un informe sobre los denominados “peras malogradas”.

Se trata de estudiantes de uno y otro sexo que deciden faltar a su centro de estudios para acudir a divertirse en ciertos locales escondidos.

Las imágenes revelaron las declaraciones de los chicos que reclamaban la falta de interés hacia ellos de sus progenitores para cometer actos reñidos contra la moral.

Ambos sucesos constituyen la más clara demostración de la carencia de comunicación y control que existe en algunos hogares modernos.

En la mayoría de los casos, el costo de vida y las necesidades obligan a la pareja a laborar fuera de casa para poder asumir el sostén de la familia.

Al regresar del centro de trabajo, cansados de la agotadora jornada diaria, evaden dialogar con sus hijos. Mucho menos, de revisar las tareas escolares o la libreta diaria.

A ello deben añadirse las malas compañías y otros factores externos que terminan por desorientar a los adolescentes.

Frente a esta dura realidad, es recomendable visitar eventualmente el plantel y hablar con los profesores sobre su asistencia y rendimiento.

Es indispensable que los apoderados asuman su misión a plenitud. Sacrifiquen parte de su tiempo, conversen con ellos. Ustedes son sus únicos guías. Sean pues sus mejores amigos….






























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