lunes, 23 de junio de 2008

UN EJEMPLO DIFÍCIL DE IMITAR…

Haya de la Torre con el autor de este blog en entrevista publicada en el diario La Industria de Trujillo, el viernes 30 de diciembre de 1966...

Hay personajes que logran permanecer por siempre en el recuerdo de la gente por sus ideas y acciones.

Destaca entre ellos el ideólogo Víctor Raúl Haya de la Torre creador y líder del partido Aprista, la agrupación política de más larga trayectoria en el Perú.

Los valiosos principios populares y democráticos de su doctrina se mantienen hasta la actualidad y merecen el reconocimiento a nivel internacional.

Como político afrontó numerosas persecuciones hasta que llegó a consagrarse en la presidencia del Congreso nacional.

Fue en esas circunstancias que aceptó recibir la remuneración mensual de un Sol, equivalente a 0.38 dólares o 0.23 euros.

Esa decisión obligó al pronunciamiento de todos los sectores exigiéndole recepcionar el sueldo que le correspondía.
No obstante, nada le hizo cambiar de opinión. Se mantuvo inmutable. Y así continuó hasta el final.

Su noble actitud fue el sello que marcó su vida para siempre quedando como modelo para los congresistas de su época y del futuro.

No pedimos que los parlamentarios de hoy hagan lo mismo, porque sabemos que es imposible.

Pero, por lo menos, que se esfuercen en dignificar el cargo que la ciudadanía les ha encomendado a través de las urnas.

Recordemos que en menos de dos años, varios de ellos han perdido su investidura y otros suspendidos en sus funciones por actuar fuera de la ley.

No faltó quien, demostrando un comportamiento irascible e incomprensible a la vez, terminó matando a tiros a un animal doméstico.

Qué decir de las numerosas oportunidades en que se han ido a las manos luego de fracasar en el diálogo y sustento en sus propuestas.

Tal vez parezca fuera de contexto, pero consideramos que el número de representantes en el parlamento peruano es exagerado.

El país no requiere de tantos congresistas. Debemos coincidir que son muchos. La muestra está en que la gran mayoría ni siquiera trasciende. Sólo sirven para ocupar un escaño.

Bastaría con dos elegidos por departamento o región. No olvidemos que es más fácil ponerse de acuerdo cuando son pocos que cuando se forman grupos mayoritarios.

Hay un proverbio japonés que dice “Cien hombres, cien sentencias” y no le falta razón.

Al final, son reflexiones que permitieron traer a la mente la obra y actitud de un hombre cuyo prestigio se engrandece por esa inimitable decisión de no cobrar por representar al pueblo…

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