El fracaso debe obligar a renovar el fútbol peruano... (Efe)
No hay palabras para expresar lo que sentimos después de lo que ocurrió ayer en Montevideo. Uruguay nos humilló con un aluvión de goles. Da escalofríos escribir el resultado.
De paso nos hizo perder toda chance para intentar siquiera un cupo a la Copa del Mundo Sudáfrica 2010.
Estamos casi al fondo de la tabla de posiciones y en peligro de quedar últimos si Bolivia se entona y gana un partido.
Nunca estuvimos tan mal en fútbol como ahora. Porque se puede perder un encuentro, pero no goleado, sin intentar siquiera evitarlo. Con jugadores sin calidad, ni alma para defender su honra y la de nuestro país.
En los tres últimos encuentros oficiales el arco rojiblanco ha sido vulnerado en doce ocasiones, sin contar los seis, en dos amistosos jugados hace diez días.
Qué lamentable. No se puede aspirar a más. Ësto exige una renovación total en nuestro fútbol, tal como se hizo hace años en Venezuela y muchísimo antes Argentina.
Se comenzó, imitando lo que hacen las grandes potencias deportivas, incentivando su práctica desde la niñez, con los menores, en los rangos inferiores.
Debemos organizar torneos a nivel nacional en todas las divisiones. Con la sexta, quinta, cuarta, tercera y segunda categorías y todas las que fueran necesarias.
En esa forma, cuando los jugadores lleguen a la primera división tendrán a cuestas el mérito de haber jugado más de cien o doscientos partidos.
La planificación se complementa con la restricción en la contratación de jugadores extranjeros por los equipos profesionales y, los pocos que lleguen, sean de calidad.
Así habrá más oportunidades para los juveniles que se verán obligados a mostrar sus cualidades en la máxima división.
.
Todo eso debe complementarse con una dirigencia que trabaje seriamente por el Perú antes de pensar en obtener beneficios personales.
Son las primeras reflexiones que afloran, luego de la debacle que se venía llegar desde que empezaron las eliminatorias.
Esperamos que esta desgracia deportiva, sea el punto de quiebre para enrumbar el fútbol peruano que, hace más de un cuarto de siglo, no clasifica para un Mundial.
Aprovechemos la lección que nos deja este fracaso. Cambio, renovación, reestructuración, promoción. Son algunas de las acciones que deben adoptarse de inmediato.
La tradición futbolística del país, la afición y las nuevas generaciones, así lo esperan…
No hay palabras para expresar lo que sentimos después de lo que ocurrió ayer en Montevideo. Uruguay nos humilló con un aluvión de goles. Da escalofríos escribir el resultado.
De paso nos hizo perder toda chance para intentar siquiera un cupo a la Copa del Mundo Sudáfrica 2010.
Estamos casi al fondo de la tabla de posiciones y en peligro de quedar últimos si Bolivia se entona y gana un partido.
Nunca estuvimos tan mal en fútbol como ahora. Porque se puede perder un encuentro, pero no goleado, sin intentar siquiera evitarlo. Con jugadores sin calidad, ni alma para defender su honra y la de nuestro país.
En los tres últimos encuentros oficiales el arco rojiblanco ha sido vulnerado en doce ocasiones, sin contar los seis, en dos amistosos jugados hace diez días.
Qué lamentable. No se puede aspirar a más. Ësto exige una renovación total en nuestro fútbol, tal como se hizo hace años en Venezuela y muchísimo antes Argentina.
Se comenzó, imitando lo que hacen las grandes potencias deportivas, incentivando su práctica desde la niñez, con los menores, en los rangos inferiores.
Debemos organizar torneos a nivel nacional en todas las divisiones. Con la sexta, quinta, cuarta, tercera y segunda categorías y todas las que fueran necesarias.
En esa forma, cuando los jugadores lleguen a la primera división tendrán a cuestas el mérito de haber jugado más de cien o doscientos partidos.
La planificación se complementa con la restricción en la contratación de jugadores extranjeros por los equipos profesionales y, los pocos que lleguen, sean de calidad.
Así habrá más oportunidades para los juveniles que se verán obligados a mostrar sus cualidades en la máxima división.
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Todo eso debe complementarse con una dirigencia que trabaje seriamente por el Perú antes de pensar en obtener beneficios personales.
Son las primeras reflexiones que afloran, luego de la debacle que se venía llegar desde que empezaron las eliminatorias.
Esperamos que esta desgracia deportiva, sea el punto de quiebre para enrumbar el fútbol peruano que, hace más de un cuarto de siglo, no clasifica para un Mundial.
Aprovechemos la lección que nos deja este fracaso. Cambio, renovación, reestructuración, promoción. Son algunas de las acciones que deben adoptarse de inmediato.
La tradición futbolística del país, la afición y las nuevas generaciones, así lo esperan…
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