Con la exclusiva finalidad de reforzar la seguridad aérea, Estados Unidos ha empezado la instalación de equipos de alta tecnología en sus aeropuertos.
La idea es detectar armas de plástico y cerámica, así como explosivos que, en algunos casos, han evadido el control de los detectores de metales.
Los nuevos aparatos constan de escáneres, recubiertos de cristal, que prácticamente desnudan a la persona observada.
Las imágenes de alta precisión captadas sólo pueden ser vistas por los inspectores y se caracterizan porque permiten mirar a través de la ropa.
En esas condiciones es fácil determinar el sexo del pasajero y hasta las gotas de sudor que se deslicen por su nuca o el resto del cuerpo.
Los flamantes artefactos reemplazarán a los antiguos detectores de metales en los dos mil puntos de control aéreo del territorio.
Cuando entren en funcionamiento se eliminará por completo la mortificante práctica de palpar físicamente a los viajeros que ha ocasionado innumerables problemas.
Las primeras pruebas con el innovador sistema empezaron en octubre del año pasado en el aeropuerto de Arizona y se considera que los resultados fueron exitosos.
En base a eso, la Administración de Seguridad en Transporte (TSA), dispuso su implementación en los diez aeropuertos más transitados del país.
Los trabajos respectivos se efectúan por ahora en Los Ángeles (California), Baltimore (Maryland), Denver (Colorado), Alburquerque (Nueva México) y John Kennedy (Nueva York).
Quienes están de acuerdo con la nueva modalidad son, en su mayoría, las mujeres porque saben que dejarán de ser tocadas, sin embargo quedan expuestas a las miradas indiscretas.
Otros dicen que debe analizarse bien la situación, antes de ponerla en práctica, pues los equipos podrían causar enfermedades cancerígenas u otros males.
Sin embargo, casi todos coinciden en que el moderno control constituye un real atentado contra la privacidad e intimidad de las personas.
Y no les falta razón…
La idea es detectar armas de plástico y cerámica, así como explosivos que, en algunos casos, han evadido el control de los detectores de metales.
Los nuevos aparatos constan de escáneres, recubiertos de cristal, que prácticamente desnudan a la persona observada.
Las imágenes de alta precisión captadas sólo pueden ser vistas por los inspectores y se caracterizan porque permiten mirar a través de la ropa.
En esas condiciones es fácil determinar el sexo del pasajero y hasta las gotas de sudor que se deslicen por su nuca o el resto del cuerpo.
Los flamantes artefactos reemplazarán a los antiguos detectores de metales en los dos mil puntos de control aéreo del territorio.
Cuando entren en funcionamiento se eliminará por completo la mortificante práctica de palpar físicamente a los viajeros que ha ocasionado innumerables problemas.
Las primeras pruebas con el innovador sistema empezaron en octubre del año pasado en el aeropuerto de Arizona y se considera que los resultados fueron exitosos.
En base a eso, la Administración de Seguridad en Transporte (TSA), dispuso su implementación en los diez aeropuertos más transitados del país.
Los trabajos respectivos se efectúan por ahora en Los Ángeles (California), Baltimore (Maryland), Denver (Colorado), Alburquerque (Nueva México) y John Kennedy (Nueva York).
Quienes están de acuerdo con la nueva modalidad son, en su mayoría, las mujeres porque saben que dejarán de ser tocadas, sin embargo quedan expuestas a las miradas indiscretas.
Otros dicen que debe analizarse bien la situación, antes de ponerla en práctica, pues los equipos podrían causar enfermedades cancerígenas u otros males.
Sin embargo, casi todos coinciden en que el moderno control constituye un real atentado contra la privacidad e intimidad de las personas.
Y no les falta razón…
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