El más reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo establece que el 44.5 por ciento de los peruanos, vive en el umbral de la pobreza.
Igualmente, que la condición del 16.1 por ciento es aún más grave, pues su situación es de extrema pobreza.
Los datos no son una novedad. Hace mucho tiempo que se tiene conocimiento de ellos, con mínimas variantes.
Las causas son múltiples, así como las limitaciones que afronta el gobierno para tratar de revertir ese estado de cosas.
Todo ésto trae a la mente la política adoptada por la Sunat al distribuir dinero a través de los sorteos de comprobantes de pago.
Se gratifica a diez personas en cada zona que incluye a seis o siete departamentos. Una con cuarenta mil soles y el resto con diez mil.
¿No sería mejor alegrar a más ciudadanos, que juntaron sus recibos y depositaron los sobres con la esperanza de ganar algo, otorgando sumas menores?
Habría mayor cantidad de familias felices si se entregaran retribuciones de cinco mil y mil soles. Lógicamente, sin alterar el monto total destinado a cada sector poblacional.
Lo mismo podría hacer la Caja Trujillo que acaba de anunciar su balance favorable correspondiente al período anterior.
Entre los ahorristas a plazo fijo o plus, del año pasado, distribuyó cupones para el sorteo de un departamento, un automóvil y cinco mil dólares.
Hasta allí todo bien. Lo cierto es que al darse a conocer el resultado, una sola persona. Si. Una sola persona, obtuvo los tres trofeos. Y, para colmo, residía en Lima.
Realmente inconcebible. Simplemente, no puede ser.
En un país donde la pobreza impera por doquier, no es posible favorecer con tres suculentos premios a una sola persona.
Bastaba con la casa. El auto para otro y el dinero para un tercer afortunado.
O, tal vez, dividir el total entre unos quinientos ahorristas. Les aseguramos que habría mucha gente contenta y complacida con la Caja Trujillo.
No sabemos cual fue el criterio de quienes tomaron esa insólita medida. Pero, para otra ocasión piensen que es mejor beneficiar a más personas, que a una sola, o a unas cuantas.
Sobre todo en un país como el nuestro. Donde las penurias económicas están a cada paso y los instantes de felicidad son tan efímeros o ni siquiera se presentan.
Directores, gerentes, ejecutivos o a quienes corresponda de la Sunat y la Caja Trujillo, actúen bajo el criterio salomónico de hacer felices a más ciudadanos.
Tengan la plena seguridad que todos quedaremos satisfechos y muy agradecidos…
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