miércoles, 9 de octubre de 2013

¡CUANDO UN CONGRESISTA FALLA, NOS DUELE A TODOS…!



Congreso peruano donde los desaciertos de unos cuantos ha hecho perder ka confianza de millones de ciudadanos... 

Cuando en el sistema democrático escuchamos la palabra Congreso, de inmediato la asociamos con algo grande, excelso, supremo.
            
Allí nacen las leyes mediante la participación de personas ungidas por elección popular que deben contribuir a que el Perú sea una nación desarrollada y progresista.
             
Por eso, cuando se informa que uno de sus miembros ha declinado a sus principios y comete errores, nos duele. Y nos duele de verdad.
             
Porque en el instante de depositar nuestro voto a su favor pensamos en sus palabras, sus promesas. En los reclamos que haría por el pueblo.
             
Y que jamás se aprovechará de su cargo para cometer actos ilícitos.
             
Es que para cumplir con el objetivo de trabajar por las mayorías se les proporcionan todos los elementos y las comodidades. Nada les falta.
             
¡Qué decir de su sueldo…!  Ganan bien. Y muy bien.
             
Según estimaciones, cada congresista, con sus distintos sus gastos, representa al Estado un costo promedio de cien mil soles mensuales
            
Quiere decir que, mantener a cada parlamentario durante un año, significa una inversión superior al millón de soles. ¿Qué les parece…?
             
A pesar de su categoría y prestancia, el Congreso peruano es motivo  de sucesivos  escándalos protagonizados por algunos de sus integrantes.
             
Debido a eso, el índice de aprobación ciudadana de este importante poder del estado no llega ni a los diez puntos.
             
Muchas de las irregularidades se producen a causa de  notorias deficiencias en su propia estructura orgánica que no se modifican.
            
Resulta inconcebible que no exista un sistema eficiente de control y supervisión de las facturas y comprobantes de pago presentados.
            
Además, si el Congreso es el que paga a los asesores. ¿Por qué la tarjeta bancaria debe pasar por manos de los legisladores…? 
             
Por lo pronto, ya existe un pronunciamiento orientado a eliminar los denominados “gastos operativos” de la mesa directiva del Congreso creados por acuerdo de ellos mismos. ¡Elimínenlos y otros más, también…!
             
Se requiere mayor celo con los fondos del Legislativo que cada año son incrementados en miles de soles, lo que no va en relación con el trabajo, ni su producción.
            
Tampoco trasciende el aumento en diez más del número de curules. Hasta antes del 2011 era de ciento veinte. ¿Por qué no pueden ser menos…?
           
La ciudadanía exige labor indesmayable, honestidad y transparencia. Porque, cuando un congresista falla, en verdad. ¡Nos duele a todos...!
        

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