Congreso peruano donde los desaciertos de unos cuantos ha hecho perder ka confianza de millones de ciudadanos...
Cuando en el sistema democrático escuchamos
la palabra Congreso, de inmediato la asociamos con algo grande, excelso,
supremo.
Allí nacen las leyes mediante la
participación de personas ungidas por elección popular que deben contribuir a
que el Perú sea una nación desarrollada y progresista.
Por eso, cuando se informa que uno
de sus miembros ha declinado a sus principios y comete errores, nos duele. Y
nos duele de verdad.
Porque en el instante de depositar
nuestro voto a su favor pensamos en sus palabras, sus promesas. En los reclamos
que haría por el pueblo.
Y que jamás se aprovechará de su
cargo para cometer actos ilícitos.
Es que para cumplir con el objetivo
de trabajar por las mayorías se les proporcionan todos los elementos y las
comodidades. Nada les falta.
¡Qué decir de su sueldo…! Ganan bien. Y muy bien.
Según estimaciones, cada congresista,
con sus distintos sus gastos, representa al Estado un costo promedio de cien
mil soles mensuales
Quiere decir que, mantener a cada
parlamentario durante un año, significa una inversión superior al millón de
soles. ¿Qué les parece…?
A pesar de su categoría y
prestancia, el Congreso peruano es motivo de sucesivos escándalos protagonizados por algunos de sus
integrantes.
Debido a eso, el índice de
aprobación ciudadana de este importante poder del estado no llega ni a los diez
puntos.
Muchas de las irregularidades se
producen a causa de notorias
deficiencias en su propia estructura orgánica que no se modifican.
Resulta inconcebible que no exista
un sistema eficiente de control y supervisión de las facturas y comprobantes de
pago presentados.
Además, si el Congreso es el que
paga a los asesores. ¿Por qué la tarjeta bancaria debe pasar por manos de los
legisladores…?
Por lo pronto, ya existe un
pronunciamiento orientado a eliminar los denominados “gastos operativos” de la
mesa directiva del Congreso creados por acuerdo de ellos mismos. ¡Elimínenlos y
otros más, también…!
Se requiere mayor celo con los
fondos del Legislativo que cada año son incrementados en miles de soles, lo que
no va en relación con el trabajo, ni su producción.
Tampoco trasciende el aumento en diez
más del número de curules. Hasta antes del 2011 era de ciento veinte. ¿Por qué
no pueden ser menos…?
La ciudadanía exige labor
indesmayable, honestidad y transparencia. Porque, cuando un congresista falla,
en verdad. ¡Nos duele a todos...!
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