El defensa habilita de cabeza a su arquero. Chávez aparece raudo...
Carranza sale del área chica y Daniel va tras el esférico...
Chávez se enfrenta al meta y lo supera...
Sin marca alguna, enrumba hacia el arco del Real Garcilaso...
Con la derecha protege la pelota para no salga del campo de juego...
Con el mismo pie la introduce en el arco cusqueño...
Aún más cerca de las redes. Es un "ladrón de balones"...
Levanta la mirada al cielo en señal de gratitud. Es el goleador histórico de la Vallejo... (Captura CMD)
Estaba
escrito. Desde el inicio dio la impresión que el encuentro no era para la
Universidad César Vallejo que ayer perdió por tres a uno en el Cusco ante el
Real Garcilaso.
Increíble.
Parecía que los jugadores pisaban por primera vez una cancha de fútbol. No
daban pie en bola.
La
muestra la dio el primer ataque del cuadro local que terminó en un disparo que
Libman la atrapó detrás de la línea y anuló el árbitro por infracción.
Otra,
que los zagueros trujillanos se dejaron adelantar en casi la mayoría de lanzamientos aéreos. Así
llegaron dos goles.
Podría
agregarse que, durante la primera mitad, el arquero Carranza no llegó a ser
inquietado para nada. Fue un espectador más.
Sobre
el final, para confirmar que estaban mal, en la mejor oportunidad para
descontar, Quinteros la lanzó a las nubes. Ya perdían dos a cero.
Después
del descanso ingresó Chávez, que jamás debió quedarse en el banco y el marcador
comenzó a pesar más con el tercero en contra.
Por
primera vez, notamos mortificación e incomodidad en el rostro de algunos.
Se
pensó que venía lo peor. Mucho más con la expulsión de Millán, por un codazo
infantil ante la mirada del juez. Sin embargo, apareció el amor propio y el
profesionalismo.
Acertó
Navarro en el recambio de Cedrón por Diez que esta vez estuvo bajo, al igual
que Riojas, demasiado personalista. ¡Hay que pasarla al compañero desmarcado…!
En
los últimos veinte hubo disparos del debutante ex Alianza y Montes aunque sin
suerte, ni dirección.
Mientras
la tribuna rugía pidiendo más goles, los “poetas” se esforzaban por contener
las arremetidas de los habilidosos Ramúa y Rodríguez.
Elevar
el resultado a cuatro, semejante a la goleada de hace una semana en Mansiche
gritaban los hinchas.
Y
cuando faltaban segundos para bajar el telón, hay un saque profundo de Salomón.
Cabecea hacia atrás un defensa para habilitar a su arquero y aparece Chávez.
Codicioso.
Metido. Aquel que nunca da una pelota por perdida, se le pica a Carranza. La
acomoda para que no se escape del gramado y la clava con la derecha. Es el de
honor.
Se
han perdido tres puntos, pero hay cinco de diferencia. No es para confiarse.
Sí, para aprender la lección. Ya viene la “U”. Basta de lamentos.: ¡Volteen la
página…!
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