José Mujica y el auto que rehusó vender por lealtad a sus amigos...
“¡Gracias Pepe…! ¡Gracias Pepe…! Gritaban enfervorizadas miles de personas reunidas ayer domingo en la Plaza de la Independencia, Montevideo, Uruguay.
Despedían
entre hurras y aplausos a José Mujica quien, con el sesenta por ciento de
aprobación, se despojaba de la banda presidencial para cedérsela a su sucesor
Tabaré Vásquez.
El
veterano ex mandatario acaparó durante mucho tiempo la atención de los medios en
su país y mantuvo pendiente a la prensa internacional.
Según
los analistas su gobierno estuvo cargado de controvertidas reformas, como la aprobación
de la marihuana y ciertas deudas como en la educación.
Sin
embargo, lo que quedó para la posteridad, a manera de lección para la gente,
especialmente para los políticos, fueron algunas declaraciones que resonaron en
todo el planeta.
Son
sencillas expresiones dignas de resaltar debido a su relación con el común de
las personas por poseer una profunda sabiduría.
Teniendo en cuenta su
trascendencia y aporte en favor de la vida de los seres humanos en sociedad,
consignamos algunas de ellas:
"No
soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje, vivo con lo justo para que las
cosas no me roben la libertad…".
"Somos
medio atorrantes, no nos gusta tanto trabajar. (...) Nadie se muere por exceso
de trabajo, pero Uruguay no es un país corrupto, somos un país decente…". (Para
envidiarlos).
"¿Qué
es lo que le llama la atención al mundo? ¿Qué vivo con poca cosa, una casa
simple, que ando en un autito viejo, esas son las novedades? Entonces este
mundo está loco, porque le sorprende lo normal…".
"Sí,
yo estoy cansado, pero esto no se detiene hasta el día que me lleven en un
cajón o cuando sea un viejo lelo…".
“Hay que correr de la política a la gente que le gusta la
plata, porque son un “peligro…”.
Linda y
explícita frase, dedicada de corazón, a los codiciosos que solo aspiran a un cargo público para
satisfacer su vehemente deseo de riqueza.
Una
anécdota que constituye la fotografía exacta de José Mujica es la vinculada al
antiguo Volkswagen del mandatario por el que un jeque árabe había
ofrecido un millón de dólares.
Ante
la apetitosa oferta, Pepe deslizó la posibilidad de desprenderse del vehículo
para donar el dinero a una entidad benéfica.
Más
tarde, expresó que no podría deshacerse de su auto porque "ofendería"
a los amigos que se lo regalaron.
"Nunca podríamos venderlo,
pues ofenderíamos a ese puñado de amigos que se juntó para darnos ese
regalo…".
Mayor
muestra de lealtad y nobleza, imposible. Como ven, hay mucho para aprender de
estas palabras…
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