Johanna Pfeuffer, teniendo como fondo el azul del cielo, cuando visitó Cajamarca.
El Perú es un país bonito y
los trujillanos son muy abiertos y corteses, según Johanna Pfeuffer una joven
estudiante alemana de 18 años que habla en perfecto español y nos visita.
Nacida en la progresista ciudad de
Núremberg, ubicada al sur del territorio germano, permanecerá en nuestra ciudad
hasta el mes de febrero.
Ella forma parte de una delegación conformada
por dos grupos. Uno de veintiocho voluntarios y otro de quince estudiantes de
todo el país teutón.
Los voluntarios proceden de naciones
como Alemania, Estados Unidos, Francia, Suiza, Dinamarca, Bélgica, Islandia y
Tailandia, entre otros.
Todos pertenecen a la organización
AFS que facilita el viaje de los jóvenes
mediante el sistema de hospedaje familiar.
Johanna se muestra contenta de estar
en Trujillo. Le gusta la comida norteña y afirma que su delicia es la papa a la
huancaína.
Pero no deja de mostrar su
extrañeza por la gran variedad los
productos agrícolas que hay en nuestro medio lo que no sucede en Europa.
Sorprendida declara que por primera
vez vio y saboreó frutas como la lúcuma, la granadilla, el pepino y la tuna que
no existen en su tierra.
Igualmente que el invierno de la
costa peruana es semejante a la primavera alemana. “Allá hace mucho más frío…”,
sostiene sonriendo.
Respecto a su gran dominio del
español, reveló que en su patria el primer idioma foráneo que se estudia es el
inglés y queda la posibilidad de escoger entre el castellano o el francés. Ella,
prefirió nuestra lengua.
Indicó al despedirse que
ya estuvo en Cajamarca y que la semana próxima viajará a Chachapoyas para
conocer sus bondades.
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