La imagen es elocuente...
Destaca nítidamente por su valiosa tradición histórica, trazo arquitectónico, verdor y amplitud.
El centro está adornado por tres niveles de representaciones escultóricas, pertenecientes al artista germano Edmundo Moeller.
La parte céntrica y más alta muestra a un personaje apoyado sobre el globo terrestre, levantando la antorcha de la libertad.
Consiste en la mejor manera de simbolizar a nuestro departamento o región que justamente se identifica con esa excelsa y sublime facultad humana.
Es conveniente recordar que durante varios años del siglo pasado, la tea que encumbra el rechazo a cualquier forma de opresión, poseía un juego de incandescencias que se encendía por las noches.
Con un poco de interés de las autoridades muy bien podría devolverse ese especial espectáculo nocturno de luces a los transeúntes y visitantes.
La plaza de Armas está rodeada por edificios emblemáticos que son sede de importantes instituciones.
Tal es el caso del Gobierno Regional, la Municipalidad Provincial, la Basílica Catedral, el Arzobispado, el Banco de Reserva, la Beneficencia Pública y el hotel El Libertador.
Con todo ese prestigio resulta inadmisible que algunos irresponsables utilicen los dispositivos de la basura para estacionar sus bicicletas.
La triste escena es contradictoria si se tiene en cuenta que el lugar es vigilado en forma permanente por efectivos de la Policía Nacional, Policía de Turismo y Seguridad Ciudadana.
En todo caso, corresponde el ente regulador del municipio efectuar el desalojo correspondiente cuando la infracción se repita.
La acción represiva debe complementarse con una severa llamada de atención y multa a los propietarios de esos vehículos menores.
Recordemos que en varios puntos de la ciudad existen garajes donde pueden encargarse estas unidades.
Así evitaremos que sigan constituyendo un atentado contra la prestancia del principal espacio público de Trujillo y la región...
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