María Schneider, la dulce chiquilla, tal como nos asombró a todos en "El último tango en París"...
Hace cuarenta años, la televisión en el Perú era a colores, pero en ningún canal aparecían hombres vestidos de mujer o emulando ser del sexo opuesto.
Era la época del apogeo de la industria cinematográfica. No existía el DVD, ni menos aún el video.
En Trujillo existía una docena de salas de cine, ubicadas en diferentes sectores de la ciudad, para satisfacer a todos los públicos.
Las películas proyectadas, calificadas para mayores de veintiún años de edad, mostraban escenas apasionadas. Nunca desnudos.
Fue ese tiempo en que se rodó la cinta titulada “El último tango en París” que tuvo como protagonistas al veterano Marlon Brandon y la graciosa y coqueta María Schneider.
Corría el año 1972 cuando llegó el instante del estreno mundial. Como era de suponer, afrontó una secuela de prohibiciones.
Las críticas más desfavorables procedieron de España e Italia, donde tuvieron que transcurrir cerca de veinte años para que lograra ser puesta en cartelera.
Dirigida por Bernardo Bertolucci, describe los amores entre una joven parisina, de diecinueve años, a punto de casarse y un viudo norteamericano.
Luego de conocerse, la pareja se cita consecutivamente en el departamento de un viejo edificio de
En distintos pasajes, la guapa chiquilla de pelo alborotado descubre sus encantos con aire de liviandad ante los exigentes requerimientos de su amado.
Después de superar las lógicas trabas presentadas para ser vista en el país, “El último tango en París” se estrenó en Trujillo en la gigantesca pantalla panorámica del añorado cine Libertad de la calle Carrión.
Acudimos a la función de vermouth donde fue necesario formar una cola conformada por unas cincuenta o setenta personas para poder comprar el boleto y otra para ingresar.
La película se mantuvo durante varias semanas y rompió todos los récords de taquillas debido al gran interés que despertó. Sus frívolas escenas aún ocupan un lugar en el recóndito álbum de nuestros recuerdos.
Después del éxito alcanzado en el film, María Schneider jamás pudo librarse de la imagen de la joven lasciva que representó.
No se sabe por qué razón, el resto de su vida estuvo marcada por el alcohol, las drogas y los escándalos.
Internet nos trajo la noticia que la hermosa actriz acaba morir de cáncer generalizado en París, ciudad cuyo nombre la encumbró.
La terrible enfermedad, que jamás perdona, acabó con el mito sexual que, en un momento determinado, revolucionó la historia del cine mundial.
¡Adiós María…! ¡Adiós…!
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