A solo mes y medio de las elecciones presidenciales y congresales, un apreciable sector de la ciudadanía aún no decide su voto.
La razón se sustenta en que casi todos los candidatos están dedicados más a exteriorizar las debilidades del contendor, dejando de lado los problemas sustanciales del país.
El Perú, como algunas naciones del tercer mundo, adolece de múltiples necesidades que deben ser atendidas de manera urgente por quienes conducirán su destino dentro de cinco meses.
Por eso desilusiona que, existiendo temas trascendentes que obligatoriamente deben encabezar la agenda de gobierno de los postulantes, sean obviados o tratados a la ligera.
Cuánto ganaríamos si los asesores y equipos de campaña, en vez de perder el tiempo en buscar la mejor foto de su candidato o los defectos del rival, se dedicaran a fundamentar los programas gubernamentales de trabajo.
Postulantes a la presidencia y al congreso hablan de todo. Se enfrascan en un ambiente de agravios y denuncias, cuando existen muchos que requieren un tratamiento especial.
Como el sensible tema de la inseguridad ciudadana que necesita implementar mejor a
Otro aspecto ineludible se sustenta en mejorar la prestación de salud a los beneficiarios y la implementación tecnológica en los centros asistenciales adecuada al adelanto científico mundial.
En educación, impulsar la capacidad de gestión para recuperar la calidad de la enseñanza que nos permita salir de los últimos puestos que ocupa el Perú en el Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes.
También son indispensables los planes para erradicar los problemas de corrupción estatal y privada, así como combatir el narcotráfico a partir del efectivo control de insumos,
Los candidatos deben reconocer que se menciona muy poco, o casi nada, en torno a los programas de gobierno el impulso a la administración pública ambiental en todos los niveles de competencia.
Igualmente, es inexplicable que ningún candidato haya mencionado la necesidad de adecuar los sistemas de salud y calidad de vida de los adultos mayores en cuanto a su atención e infraestructura, así como la necesidad de superar la carencia de geriatras.
No se debe olvidar a ese considerable sector de la población conformada por personas de la tercera edad que merecen un trato más humano y de consideración.
Sin olvidar el desafío que representa la lucha contra la pobreza y el impulso a la industria nacional y en nuestra región la defensa de las costas ribereñas y el problema del puerto de Salaverry.
El elector tiene completo conocimiento de estas falencias en los programas de gobierno de quienes están tras el poder y exige que sean incorporados.
Su pedido, convertido en clamor, merece ser escuchado…
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