"Tan sólo te pido que cuides muy bien de mis ojos, pues te los regalé. Ahora son tuyos..."
"Te amo"
Esta es la historia de una joven invidente que se odiaba a sí misma, y a todo el mundo, por ser ciega.
No estimaba a nadie, pero sí a su enamorado que la quería mucho.
Cierto día, consiguió un par de ojos sanos. La operaron y pudo ver.
Cuando lo hizo, el novio le preguntó si se casaría con él, a lo que ella respondió que no, ya que se había dado cuenta que era ciego.
El joven triste, la comprendió y se despidió de su vida. Al partir le dejó una nota que decía:
“Tan sólo te pido que cuides muy bien de mis ojos, pues te los regalé y ahora son tuyos…”
“Te amo.”
Hoy, antes de decir algo destructivo, piensa en los que no pueden hablar.
Antes de quejarte del sabor de tu comida, piensa en los que no tienen que comer.
Antes de quejarte de tu pareja, piensa en los corazones solitarios y tristes que añoran un compañero.
Antes de quejarte de tus hijos, piensa en quienes no los tienen y los desean.
Cuando te sientas cansado y reniegues de tu trabajo, piensa en los millones que están desamparados y quisieran tener el tuyo.
Antes de señalar con el dedo, recuerda que todos cometemos errores y lo seguiremos haciendo.
Y cuando el cansancio y las tinieblas quieran derrotarte y llenarte de pensamientos negativos y destructivos, sonríe.
Sonríe y da gracias Dios porque estás vivo y aún andas por aquí.
Esta vida no es eterna para nadie.
Es un regalo, una aventura, una celebración, un hermoso viaje…
No estimaba a nadie, pero sí a su enamorado que la quería mucho.
Cierto día, consiguió un par de ojos sanos. La operaron y pudo ver.
Cuando lo hizo, el novio le preguntó si se casaría con él, a lo que ella respondió que no, ya que se había dado cuenta que era ciego.
El joven triste, la comprendió y se despidió de su vida. Al partir le dejó una nota que decía:
“Tan sólo te pido que cuides muy bien de mis ojos, pues te los regalé y ahora son tuyos…”
“Te amo.”
Hoy, antes de decir algo destructivo, piensa en los que no pueden hablar.
Antes de quejarte del sabor de tu comida, piensa en los que no tienen que comer.
Antes de quejarte de tu pareja, piensa en los corazones solitarios y tristes que añoran un compañero.
Antes de quejarte de tus hijos, piensa en quienes no los tienen y los desean.
Cuando te sientas cansado y reniegues de tu trabajo, piensa en los millones que están desamparados y quisieran tener el tuyo.
Antes de señalar con el dedo, recuerda que todos cometemos errores y lo seguiremos haciendo.
Y cuando el cansancio y las tinieblas quieran derrotarte y llenarte de pensamientos negativos y destructivos, sonríe.
Sonríe y da gracias Dios porque estás vivo y aún andas por aquí.
Esta vida no es eterna para nadie.
Es un regalo, una aventura, una celebración, un hermoso viaje…
No hay comentarios:
Publicar un comentario