Representación que un diario de Lima, Perú, hace del Congreso nacional debido a sus constantes escándalos y por actuar a espaldas de la opinión pública... (Perú 21).
Bajo el título “Un Congreso para olvidar”, un diario capitalino sintetiza la opinión que tiene el pueblo peruano acerca del actual poder Legislativo.
Fundamenta su punto de vista manifestando que del total de sus miembros sesenta, es decir exactamente la mitad, estuvieron involucrados en un momento determinado en hechos irregulares.
Complementa el informe añadiendo que otros veinte son desconocidos por completo debido a que jamás han intervenido en las sesiones ordinarias del pleno.
Es decir que ellos son los convidados de piedra. Hacen acto de presencia y sólo esperan que termine el mes para cobrar sus envidiables remuneraciones.
El mismo diario recuerda que en julio del 2006, cuando fueron juramentados, ochenta y uno de los ciento veinte congresistas, apoyaban la renovación parlamentaria
Ahora, cuarenta meses después, únicamente los representantes de la bancada oficialista respaldan la iniciativa. Los demás la rechazan. Quieren perpetuarse en el cargo.
Se olvidaron, por completo, de la promesa y el compromiso adquirido con quienes los eligieron, lo que ratifica su condenable manera de actuar.
Justamente, por esa razón, es que el Congreso hace tres años contaba con el treinta y cuatro por ciento de aprobación popular.
En estos momentos, luego de numerosos escándalos cometidos, apenas cuentan con el doce por ciento de aceptación. La mayoría del país no tiene un buen concepto de él.
La publicación también hace mención que en el período gubernamental pasado varios legisladores mostraron un comportamiento negativo.
Sin embargo, esta administración superó a las anteriores y los frecuentes desatinos denunciados casi cada semana llegaron a colmar la paciencia de la ciudadanía.
Todos estos detalles, conocidos por la opinión pública son difundidos debido a que hoy será planteada la reconsideración para proceder a la renovación parcial del Parlamento.
Añade que es posible que la solicitud no logre consenso, pero esa decisión adversa a la aspiración popular seguirá carcomiendo el alicaído prestigio del Parlamento.
Queda la esperanza que en el próximo proceso electoral la colectividad no vote por quienes hoy se olvidan de sus electores.
Y, sobre todo, ojalá que el pueblo no se vuelva a equivocar…
Fundamenta su punto de vista manifestando que del total de sus miembros sesenta, es decir exactamente la mitad, estuvieron involucrados en un momento determinado en hechos irregulares.
Complementa el informe añadiendo que otros veinte son desconocidos por completo debido a que jamás han intervenido en las sesiones ordinarias del pleno.
Es decir que ellos son los convidados de piedra. Hacen acto de presencia y sólo esperan que termine el mes para cobrar sus envidiables remuneraciones.
El mismo diario recuerda que en julio del 2006, cuando fueron juramentados, ochenta y uno de los ciento veinte congresistas, apoyaban la renovación parlamentaria
Ahora, cuarenta meses después, únicamente los representantes de la bancada oficialista respaldan la iniciativa. Los demás la rechazan. Quieren perpetuarse en el cargo.
Se olvidaron, por completo, de la promesa y el compromiso adquirido con quienes los eligieron, lo que ratifica su condenable manera de actuar.
Justamente, por esa razón, es que el Congreso hace tres años contaba con el treinta y cuatro por ciento de aprobación popular.
En estos momentos, luego de numerosos escándalos cometidos, apenas cuentan con el doce por ciento de aceptación. La mayoría del país no tiene un buen concepto de él.
La publicación también hace mención que en el período gubernamental pasado varios legisladores mostraron un comportamiento negativo.
Sin embargo, esta administración superó a las anteriores y los frecuentes desatinos denunciados casi cada semana llegaron a colmar la paciencia de la ciudadanía.
Todos estos detalles, conocidos por la opinión pública son difundidos debido a que hoy será planteada la reconsideración para proceder a la renovación parcial del Parlamento.
Añade que es posible que la solicitud no logre consenso, pero esa decisión adversa a la aspiración popular seguirá carcomiendo el alicaído prestigio del Parlamento.
Queda la esperanza que en el próximo proceso electoral la colectividad no vote por quienes hoy se olvidan de sus electores.
Y, sobre todo, ojalá que el pueblo no se vuelva a equivocar…
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