La señal prohibe estacionarse. Pero la combi se detiene y el pasajero sube. ¿Quién se anima a poner orden en Trujillo...?
La señal de tránsito es clara. Precisa. Explícita. Cumple con todas las exigencias de ley para ser observada desde cualquier lugar.
Posee las dimensiones adecuadas. La altura correcta. Una “E” muy grande cruzada de un extremo a otro por una raya que indica lo que está escrito enseguida: “No estacionar”.
A menos de un metro. Completamente detenida, con la puerta abierta y una persona subiendo, se aprecia una combi.
Es mediodía y la vista fue captada en la intersección de la avenida España y la calle Junín, al costado del Barrio Obrero. A dos cuadras de la Comisaría de la Mujer.
Y lo que se constata con esta combi lo realizan todos los vehículos del servicio público, sin excepción.
¿Quién es el responsable de este desatino…?
Primero, el transeúnte que, de manera irresponsable, decide tomar el vehículo en una zona prohibida. Donde se le antoja.
Segundo, el chofer de la unidad móvil que, por ganar un sol, se detiene donde jamás debe hacerlo, quebrando el orden establecido
Aquello que se aprecia con las señales estáticas, se repite a cada momento con las luces de los semáforos. Pocos, muy pocos, son los conductores que las respetan.
Los taxis, colectivos, combis y micros, cuando están llenos, burlan la luz roja de manera increíble, exponiéndose a provocar accidentes.
Aparte que nadie hace absolutamente nada para que funcione el ámbar cuando los vehículos están estacionados. El cambio del rojo al verde es inmediato exigiendo a los peatones a correr para no se atropellados.
Lo que ocurre es que en Trujillo el tránsito es un verdadero caos. Y eso, se comprueba caminando, algo que está fuera del alcance de las autoridades.
Hace unos meses se habló del proyecto municipal que busca establecer paraderos fijos, invariables y obligatorios cada dos o tres cuadras. Como se ha ejecutado en algunas avenidas de Lima.
Sin embargo, hasta ahora, no hay nada concreto y como no se controla, ni sanciona, la situación es cada vez peor.
Da pena por Trujillo, ciudad de tanto renombre y conocida a nivel internacional por los festivales de la Primavera y de la Marinera, así como sus monumentos arqueológicos y tradición.
Es necesario que los entes responsables se propongan, de una vez por todas, terminar con el desorden en el tránsito vehicular para seguridad y tranquilidad de todos.
Deben saber que cuentan con el total respaldo de la ciudadanía…
Posee las dimensiones adecuadas. La altura correcta. Una “E” muy grande cruzada de un extremo a otro por una raya que indica lo que está escrito enseguida: “No estacionar”.
A menos de un metro. Completamente detenida, con la puerta abierta y una persona subiendo, se aprecia una combi.
Es mediodía y la vista fue captada en la intersección de la avenida España y la calle Junín, al costado del Barrio Obrero. A dos cuadras de la Comisaría de la Mujer.
Y lo que se constata con esta combi lo realizan todos los vehículos del servicio público, sin excepción.
¿Quién es el responsable de este desatino…?
Primero, el transeúnte que, de manera irresponsable, decide tomar el vehículo en una zona prohibida. Donde se le antoja.
Segundo, el chofer de la unidad móvil que, por ganar un sol, se detiene donde jamás debe hacerlo, quebrando el orden establecido
Aquello que se aprecia con las señales estáticas, se repite a cada momento con las luces de los semáforos. Pocos, muy pocos, son los conductores que las respetan.
Los taxis, colectivos, combis y micros, cuando están llenos, burlan la luz roja de manera increíble, exponiéndose a provocar accidentes.
Aparte que nadie hace absolutamente nada para que funcione el ámbar cuando los vehículos están estacionados. El cambio del rojo al verde es inmediato exigiendo a los peatones a correr para no se atropellados.
Lo que ocurre es que en Trujillo el tránsito es un verdadero caos. Y eso, se comprueba caminando, algo que está fuera del alcance de las autoridades.
Hace unos meses se habló del proyecto municipal que busca establecer paraderos fijos, invariables y obligatorios cada dos o tres cuadras. Como se ha ejecutado en algunas avenidas de Lima.
Sin embargo, hasta ahora, no hay nada concreto y como no se controla, ni sanciona, la situación es cada vez peor.
Da pena por Trujillo, ciudad de tanto renombre y conocida a nivel internacional por los festivales de la Primavera y de la Marinera, así como sus monumentos arqueológicos y tradición.
Es necesario que los entes responsables se propongan, de una vez por todas, terminar con el desorden en el tránsito vehicular para seguridad y tranquilidad de todos.
Deben saber que cuentan con el total respaldo de la ciudadanía…
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