Sigan la perspectiva del auto doblando la esquina. Se notará claramente que la llanta posterior invadirá la vereda en varios centímetros...Casi todas las calles del mundo, desde el punto de vista arquitectónico, están constituidas por una cinta asfáltica central y las veredas a ambos lados colindantes con los edificios.
En Trujillo ocurre lo mismo. Aunque hay que reconocer que las del centro cívico son muy estrechas dificultando el libre transcurrir de los peatones.
Estas zonas se elevan unos diez centímetros de la pista y están diseñadas para dar seguridad y tranquilidad a las personas.
Aquí, hace un tiempo, en loable decisión, las bermas fueron modificadas en los puntos de convergencia para facilitar el traslado de los discapacitados en sillas de ruedas.
Sin embargo, no se tuvo el cuidado de ubicar las bajadas en lugares convenientes. Se optó por lo más simple colocándolas en el vértice.
Como resultado de ese equivocado trabajo casi la totalidad de las veredas tienen sus extremos al mismo ras del asfalto.
Esto origina que los vehículos, al doblar las esquinas, invadan sin obstáculos la acera por varios centímetros poniendo en serio peligro la integridad física de los viandantes.
Para colmo de males, los choferes locales, acostumbrados a burlar las reglas de tránsito y ansiosos, como nadie, en conducir desesperados, voltean los cruces sobre las aceras.
¿Se imaginan lo que ocurría si un niño o un adulto se detiene en la esquina para cruzar…?
La deficiencia que comentamos es fácil de constatar y llama la atención que, pese a los años transcurridos, no exista un pronunciamiento al respecto.
Mucho menos de parte de las autoridades competentes elegidas para velar por la vida de los ciudadanos y también de los turistas que arriban a nuestra urbe.
El peligro está allí. Latente. En busca de una víctima.
No esperemos que ocurra una desgracia por negligencia. Es urgente restructurar los desniveles devolviendo la elevación correspondiente a las bermas en las esquinas.
Las veredas son consideradas áreas de protección para la gente que camina. Entonces esforcémonos porque cumplan su función.
Mañana, puede ser demasiado tarde…
En Trujillo ocurre lo mismo. Aunque hay que reconocer que las del centro cívico son muy estrechas dificultando el libre transcurrir de los peatones.
Estas zonas se elevan unos diez centímetros de la pista y están diseñadas para dar seguridad y tranquilidad a las personas.
Aquí, hace un tiempo, en loable decisión, las bermas fueron modificadas en los puntos de convergencia para facilitar el traslado de los discapacitados en sillas de ruedas.
Sin embargo, no se tuvo el cuidado de ubicar las bajadas en lugares convenientes. Se optó por lo más simple colocándolas en el vértice.
Como resultado de ese equivocado trabajo casi la totalidad de las veredas tienen sus extremos al mismo ras del asfalto.
Esto origina que los vehículos, al doblar las esquinas, invadan sin obstáculos la acera por varios centímetros poniendo en serio peligro la integridad física de los viandantes.
Para colmo de males, los choferes locales, acostumbrados a burlar las reglas de tránsito y ansiosos, como nadie, en conducir desesperados, voltean los cruces sobre las aceras.
¿Se imaginan lo que ocurría si un niño o un adulto se detiene en la esquina para cruzar…?
La deficiencia que comentamos es fácil de constatar y llama la atención que, pese a los años transcurridos, no exista un pronunciamiento al respecto.
Mucho menos de parte de las autoridades competentes elegidas para velar por la vida de los ciudadanos y también de los turistas que arriban a nuestra urbe.
El peligro está allí. Latente. En busca de una víctima.
No esperemos que ocurra una desgracia por negligencia. Es urgente restructurar los desniveles devolviendo la elevación correspondiente a las bermas en las esquinas.
Las veredas son consideradas áreas de protección para la gente que camina. Entonces esforcémonos porque cumplan su función.
Mañana, puede ser demasiado tarde…
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