El presidente Mujica da algunas pautas que deberían conocer quienes ingresan a la política...
“Si
adoras el dinero, no entres a la política.
La política es solo para servir…”
(José Mujica)
Las graves denuncias contra los
últimos presidentes del Perú, incluyendo el actual y los actos de corrupción generalizado originan dudas y desconfianza
entre la ciudadanía.
Mientras algunos no quieren saber
nada de la política, hay otros que creen que ingresar a ella es una forma de
ganar dinero y asegurar su futuro y el de su familia.
Lo demuestran la mayoría de los congresistas
que no hacen casi nada por sus pueblos o
se olvidaron de su gente.
Otros que, aprovechándose de las
deficiencias de la ley, se aferran al cargo, buscan ser reelegidos y se
mantienen durante décadas.
Al respecto, un personaje ejemplar y
polémico como José Mujica, presidente de Uruguay, tiene sus propias ideas.
“Hay personas que adoran el dinero y se meten a la política.
Dedíquense al comercio o la industria. Hagan lo que quieran. La política es
solo para servir al pueblo…”
Pepe, como le llaman cariñosamente
los uruguayos a su mandatario, no vive en Palacio de Gobierno sino en su casa
de campo vigilada solo por dos agentes.
Se moviliza en un viejo Volkswagen
azul, por el que rechazó un millón de
dólares que le ofreció un jeque árabe que, a lado de su residencia rural, constituyen su
único patrimonio.
Recibe 12,000 dólares mensuales, Toledo ganaba 18,000: La
diferencia es que Mujica dona el noventa por ciento a obras de caridad. Se
queda solo con 1,200 dólares. “Es
suficiente…” dice.
Demostrando que no se requiere mucho
para gobernar bien, los años de su gestión son de consecutivo crecimiento, bajó
el desempleo y disminuyó la pobreza.
Considerado como el presidente pobre
por su vida austera, sostiene que “pobres
son aquellos que necesitan mucho para vivir…”
Y, sobre la importancia de la
educación afirma: “Un pueblo educado
tiene mejores opciones de vida y es muy difícil que le engañen los corruptos y
los mentirosos…”
La semana pasada, mientras caminaba por una calle de Montevideo,
se le acercó un mendigo que le suplicó: "Dame una moneda, Pepe…".
“Mira,
monedas no tengo, pero no llores…", contestó y le
entregó un billete de cien pesos.
Emocionado
ante la dádiva, el menesteroso le gritó: “¡Quiero que
seas presidente toda la vida, Pepe..!".
Fiel a sus
principios, Mujica respondió: "¡No…!
¡Tú estás loco…!".
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