El rechazo al Régimen Laboral Juvenil reveló que muchos congresistas no leen los proyectos de ley...
Es incuestionable que la nueva ley
del Régimen Laboral Juvenil alborotó, con toda razón, el ambiente político del
fin de año.
Abiertos pronunciamientos a favor de
parte del oficialismo encabezado por el presidente y su cónyuge,
En la otra esquina, los jóvenes que abandonaron
por un momento el facebook, los tuits y la enamorada para salir a las calles a protestar.
No faltó la grosera actitud por
aprovecharse de la situación de un curtido político en su desmedido y
trasnochado afán de intentar ganar adeptos.
Al margen de los comprensibles
reclamos, lo importante de la controversia generada, fue que reveló una faceta
poco conocida del trabajo en el Parlamento.
Quedó al descubierto cuando varios
congresistas aprobaron la norma legal y, pasados unos días, dieron marcha
atrás. Se retractaron.
Asustados, tal vez, por el rechazo
multitudinario varios legisladores, incluyendo liberteños, declinaron su decisión inicial y presentaron iniciativas para suspenderla o derogarla.
Se justificaban empleando argumentos
diversos. Muchos de ellos sin sustento, contradictorios y hasta risibles. Poco
creíbles.
Uno precisó que votó a favor para
apoyar la decisión de su bancada, despojándose, como nunca debe hacerlo, de su
particular criterio.
Otro, fue más sincero. Manifestó que
“no tuvo tiempo” para revisar la ley porque en su poder tenía otros veinte
documentos similares.
Y así. Cada uno fue dando sus infantiles
explicaciones. Una más ridícula que la anterior.
Oiga. ¿Sabe usted cuál es la labor
por la que se le paga más de quince mil soles mensuales, y el doble por Navidad
y fiestas patrias, a un congresista…?
Elaborar, proponer y aprobar las
leyes es su función y a ello debe dedicarse a tiempo completo. Con carácter de exclusividad.
A la ciudadanía no le interesa el
número de proyectos que tenga en sus manos. Si no le alcanza el día, tendrá que
madrugar o trasnochar.
Ese es su trabajo, señor congresista.
Repetimos. Para eso fue candidato y salió elegido. Por eso mismo usted gana
bien. Mejor dicho. Muy bien.
Su obligación es acudir con
puntualidad al Congreso. Sentarse en su curul, escuchar y participar en el
debate.
Para intervenir en el pleno debe
haber leído y estar enterado por anticipado del tema a tratar para defender con
criterio el interés nacional.
No se le paga para hacer acto de
presencia, jugar con el celular, leer el periódico, llenar crucigramas, conversar
con el compañero o entregarse al sueño.
Usted representa al pueblo. Fue
elegido para luchar por él. Cumpla su compromiso. Lea los proyectos de ley. Es
lo menos que le podemos pedir…
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