La imagen es reveladora. Fue captada en el cruce de Orbegoso y Pizarro. El corazón de Trujillo...
Una excelente declaración ofreció
hace poco Gloria Montenegro Figueroa, alcaldesa provincial de Trujillo y
presidenta de la Asociación de Municipalidades del Perú.
La propuesta clara, sencilla y
contundente fue pronunciada en la Primera Cumbre de Ciudades Líderes en
Movilidad Sustentables de América Latina, convocada en Lima.
Sus palabras, en el caso nuestro, se
resumen en la urgente necesidad de “recuperar Trujillo para los ciudadanos, no
para los vehículos”.
Precisó que una forma de hacerlo es
potenciar los medios de transporte adecuados para movilizar a todos con
calidad, eficiencia y seguridad.
“Cuanto mejor orden público haya, la
seguridad será controlada con eficiencia y los resultados serán más
alentadores”, sentenció.
Agregó que el objetivo es “construir
ciclovías y promover campañas para incentivar a los ciudadanos a caminar
evitando encender motores que afectan la salud y el medio ambiente”.
Habría que complementar sus
declaraciones con la regulación de los semáforos. Incorporando la inexistente
luz ámbar y los cronómetros para garantizar el cruce de los peatones.
También, iniciar operativos
conjuntos para sancionar con severidad a los choferes que no respetan las
señales de tránsito ni, mucho menos, a las personas que caminan.
Destacar que, cuando ambos tienen la
luz verde al frente y el auto desea voltear, debe esperarse que la gente
termine de cruzar, sin necesitad de obligarla a correr, ni tocar bocina para
apurarlos.
Revisar la documentación de los
conductores en torno a sus brevetes, licencias de conducir, SOAT y
certificación similar.
Programar sesiones masivas de
actualización y capacitación a los pilotos para que reconozcan su obligación de
respetar a las personas que se trasladan por las distintas calles y avenidas de
la ciudad.
Hacerles comprender, como ocurre en
otros países, que un vehículo es considerado un arma de fuego, porque puede
quitar la vida a un ser humano.
Igualmente a quienes ofrecen el
servicio público la necesidad de lucir presentables. Ser corteses con los
pasajeros y guardar la debida compostura.
Recordarles que la velocidad tiene
límites dentro de la ciudad y que la construcción de rompe-muelles surge por el
incumplimiento de las normas.
Aplicar la zona rígida del centro
histórico en “horas punta” para evitar exponer a las personas al peligro y el
embotellamiento vehicular.
Coincidimos plenamente con las expresiones
de la alcaldesa y cuando hayamos alcanzado estas metas, diremos recién que hemos
recuperado la ciudad de Trujillo para los ciudadanos…
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