Nunca una conmemoración de las
Fiestas Patrias nos ha sorprendido tan sobresaltados como en el momento actual.
Denuncias sobre casos de corrupción,
que son investigadas no se sabe hasta cuándo, en el más alto nivel, en los
gobiernos regionales y municipales.
Acusados que deben presentarse ante
la justicia para esclarecer su situación que no aparecen por ningún lado. Están
prófugos.
Algunas leyes que favorecen el
delito y exigen urgente modificación que se estrellan contra la indiferencia de
los entes responsables y el congreso.
Similares cargos se trasladan a la
otra esquina. A los penales, donde se busca instalar bloqueadores ante la
impotencia de evitar el ingreso de celulares.
Si solo hubiera honestidad y
vergüenza entre visitantes y vigilantes esos aparatos serían innecesarios.
Imaginen el dinero que se ahorraría.
En vísperas de un proceso electoral
se inscriben incontables listas de candidatos. Todos quieren gobernar. ¿Y
usted…?
¿Qué se proponen los postulantes…? ¿Tienen
en verdad vocación de servicio…? ¿Constituyen garantía de transparencia…? ¿O
sus intenciones son otras…?
A ello se añade el temible ambiente
de inseguridad ciudadana que nos agobia y se extiende en todo el territorio
nacional.
Ese es el panorama de incertidumbre
y ansias de justicia contra quienes se han burlado de la ciudadanía, recibimos
este aniversario patrio.
Países vecinos que se independizaron
en la misma época que el Perú ya están enrumbados en el camino del progreso y
nos superan en varios aspectos. Hasta en el deporte.
Mejor aún. No afrontan los problemas
que ahora sufrimos.
¿Qué pasa con la sociedad peruana…?
No hay que pensar mucho para centrar
la raíz en la alarmante crisis de valores que nos envuelve.
La responsabilidad recae en el
estado y en la célula familiar.
Los gobernantes, por no encontrar
canales idóneos para imponer el principio de autoridad sobre la base del respeto
y el cumplimiento de la ley.
El hogar, por su descuido en educar
desde la cuna y hacer análisis simples sobre el dinero que dispone para vivir o
cuántos hijos puede mantener.
También en muchos de nosotros. Por
persistir en el error y no mostrar el firme propósito de cambiar para ser
mejores y avanzar.
Tal vez, algunos discrepen. Pero
estas Fiestas Patrias no son solo para celebrar, brindar y gritar ¡Viva el
Perú…! con lisuras. No. Son para reflexionar…
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