viernes, 25 de julio de 2014

¡FIESTAS PATRIAS PARA REFLEXIONAR…!




Nunca una conmemoración de las Fiestas Patrias nos ha sorprendido tan sobresaltados como en el momento actual.
             
Denuncias sobre casos de corrupción, que son investigadas no se sabe hasta cuándo, en el más alto nivel, en los gobiernos regionales y municipales.
             
Acusados que deben presentarse ante la justicia para esclarecer su situación que no aparecen por ningún lado. Están prófugos.
             
Algunas leyes que favorecen el delito y exigen urgente modificación que se estrellan contra la indiferencia de los entes responsables y el congreso.
             
Similares cargos se trasladan a la otra esquina. A los penales, donde se busca instalar bloqueadores ante la impotencia de evitar el ingreso de celulares.
             
Si solo hubiera honestidad y vergüenza entre visitantes y vigilantes esos aparatos serían innecesarios. Imaginen el dinero que se ahorraría.
             
En vísperas de un proceso electoral se inscriben incontables listas de candidatos. Todos quieren gobernar. ¿Y usted…?
             
¿Qué se proponen los postulantes…? ¿Tienen en verdad vocación de servicio…? ¿Constituyen garantía de transparencia…? ¿O sus intenciones son otras…?
             
A ello se añade el temible ambiente de inseguridad ciudadana que nos agobia y se extiende en todo el territorio nacional.
             
Ese es el panorama de incertidumbre y ansias de justicia contra quienes se han burlado de la ciudadanía, recibimos este aniversario patrio.  
             
Países vecinos que se independizaron en la misma época que el Perú ya están enrumbados en el camino del progreso y nos superan en varios aspectos. Hasta en el deporte.
             
Mejor aún. No afrontan los problemas que ahora sufrimos.
             
¿Qué pasa con la sociedad peruana…?
             
No hay que pensar mucho para centrar la raíz en la alarmante crisis de valores que nos envuelve.
             
La responsabilidad recae en el estado y en la célula familiar.
             
Los gobernantes, por no encontrar canales idóneos para imponer el principio de autoridad sobre la base del respeto y el cumplimiento de la ley.
             
El hogar, por su descuido en educar desde la cuna y hacer análisis simples sobre el dinero que dispone para vivir o cuántos hijos puede mantener.
             
También en muchos de nosotros. Por persistir en el error y no mostrar el firme propósito de cambiar para ser mejores y avanzar.
            
Tal vez, algunos discrepen. Pero estas Fiestas Patrias no son solo para celebrar, brindar y gritar ¡Viva el Perú…! con lisuras. No. Son para reflexionar…

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