La ciudadanía apoya la gestión del actual ministro del Interior...
Es posible que algunos discrepen con
lo que anotamos. El ministro del Interior empezó a trabajar al siguiente día que
fue juramentado.
A diferencia de sus antecesores,
dejó de lado la oficina. Acudió al cuartel de la policía. Habló con agentes y
les trasmitió lo que deseaba.
Su disertación, corta pero plena de sentido, terminó con
vivas y arengas para animar a los efectivos. Los hizo despertar y recordar su noble
misión.
Salió a las calles con ellos. Al
observar el caos vehicular en la capital
coordinó con Transportes para detener a los choferes que manejan sin brevete
o la licencia vencida.
Enseguida agilizó un operativo
simultáneo en varias regiones para capturar a una peligrosa banda que tenía
ramificaciones en medio país.
Los periodistas le mostraron, a
través de un video, la sustracción de combustible policial y anunció la
destitución de los responsables.
Ahí no más, cambió la modalidad al
comprar gasolina utilizando el sistema de tarjetas solo en los grifos matrices
para un mejor control.
Antes, había participado en un
gigantesco decomiso de autopartes en el mercado negro y tomó acciones
inmediatas.
Seguía encabezando los operativos,
pero salió una denuncia que lo vincula a la muerte de un periodista en 1988
cuando era capitán del Ejército en Ayacucho.
Hizo su descargo, recibió el apoyo
del jefe de Estado y se investiga. Lo importante es que continúa en su valiosa
labor de luchar contra la violencia que agobia a la sociedad.
Ahora habla de controlar la tenencia
de armas en ciudades como Trujillo.
Aunque hay quienes piden que
abandone el cargo, el pueblo lo respalda, según la más reciente encuesta de
Ipsos.
La gente está harta de vivir al
susto. Justifica que se desprenda de su despacho y lidere las campañas que
concluyen con la captura de los delincuentes.
Comparado con los jefes de cartera
de los anteriores gobiernos, el ministro del Interior está haciendo lo que nadie
se atrevió realizar.
Esos son los funcionarios que el Perú
necesita. De coraje y acción.
Solo falta que otros entes rectores
como el poder Judicial y el ministerio Público, aunque sea con el poco personal
que poseen, marchen al mismo ritmo.
Ustedes son eficientes. Demuestren
su capacidad. Además, se les paga muy bien. ¡Trabajen para recuperar sus
niveles de aprobación popular...!
De paso, revisen los vacíos legales que
favorecen el delito y cúbranlos de argumentos en beneficio de la indefensa ciudadanía
que les agradecerá por siempre…
No hay comentarios:
Publicar un comentario