¡ADIÓS BRASIL 2014…! ¡HOLA RUSIA 2018…!

Uno de los afiches del Mundial de Fútbol Rusia 2018...

             El justo y merecido triunfo de Alemania sobre Argentina, que lo coronó campeón, bajó el telón del Mundial de Fútbol Brasil 2014.

             

Se impuso el equipo que mejor jugó en todo el torneo. Mostró disciplina, accionar conjunto, un arquero sereno, limpieza en la marca, velocidad y contundencia en el ataque.

             

Los teutones se entregaron por completo en pos de la victoria. Dejaron sudor y sangre en el mítico estadio de Maracaná.

             

Jamás de atemorizaron ante la reconocida y disimulada rudeza de los gauchos. Hábiles para pegar fuera de la vista del árbitro.

             

Pese a una que otra incursión a la valla de Neuer, fue el arquero Romero quien resultó más requerido durante los noventa reglamentarios.

             

En la última  parte de la extensión, se produjo el gol tras una magistral acción de Gotze que la paró de pecho y, sin que la pelota impacte en el césped, la introdujo.

            

Triunfo merecido para el plantel que demostró regularidad en todas sus líneas y dejó muchas enseñanzas.

             

Según los analistas, Brasil 2014 fue uno de los mejores torneos de los últimos tiempos y donde no brillaron las estrellas que más se esperaban.

             

Quedó atrás el fútbol medido por individualidades. El trabajo corresponde al grupo. Cada uno aporta al logro de un solo objetivo: ganar.

             

Ahora, el jugador recibe el balón, levanta la mirada, busca al compañero desmarcado y la entrega con el máximo de precisión y un mínimo de error.

             

No hay lugar para entretenerse con la bola o tratar de burlar al marcador dribleándolo.  Esto solo se aplica en contadas oportunidades.

             

Desde que el player ingresa al campo sabe que se desempeñará a ritmo sostenido y a toda intensidad. Busca el juego de toque.

             

La anticipación y viveza es fundamental. En ese sentido debe concentrarse en intuir la intención y movimientos del adversario.

             

Es lógico que para cumplir con ese requisito son fundamentales una preparación física y técnica depurada previa.

             

Qué decir del sacrificio, si así se le puede denominar, a la dedicación exclusiva. Es decir, al cuidado  del estado físico.

             

Hay que olvidarse de las trasnochadas, las fiestas, el tabaco y el licor. Enemigos del deportista ejemplar.

             

Después de más de un mes de futbol de alta competividad y nivel técnico, finalizó el Mundial Brasil 2014.

             

Ahora queda esperar cuatro años para volver a vivir una fiesta similar. ¡Hola Rusia 2018…!