Congreso peruano donde la puntualidad no es una de sus principales virtudes...
“La
puntualidad es muestra
de responsabilidad…”
(Anónimo)
´
Un
programa de televisión reveló la triste realidad en torno a una mala conducta
de los congresistas peruanos.
Ante
el estupor del público indicó que el horario normal de ingreso al hemiciclo
está fijado a las nueve de la mañana.
Sin
embargo, debido al crudo frío de estas mañanas de invierno, se acordó extenderlo una hora. Es decir a las
diez.
Al
llegar el instante señalado, se comienza a pasar lista mencionando los nombres
de los ciento treinta representantes.
Para
sorpresa general, las tomas permitieron comprobar que en ese momento solo está
presente menos de la mitad de los parlamentarios.
Eso
no es todo. El resto sigue llegando veinte, cuarenta, cincuenta minutos más
tarde. O una hora u hora y media después.
Micro
en mano y con cámaras captando los
mínimos detalles, el reportero entrevista a los congresistas retrasados quienes
dan las más ridículas explicaciones para disculparse.
Hasta
hubo uno que trató de minimizar su irresponsabilidad denominando como “hora loca” los primeros momentos de
trabajo en el recinto congresal.
Como
para demostrar que nadie se salva de llegar tarde a cumplir con su labor,
también se observó entre ellos a un representante liberteño.
Lo
peor es que quienes transgreden las normas
no son sancionados como corresponde, por eso persisten en llegar a la hora que
se les antoja.
Su
impuntualidad se añade a otras acciones reprobables
de algunos de sus miembros que incluso han sido suspendidos por tres meses.
A
propósito, recordamos la frase de educador norteamericano Horace Mann que debe
colocarse en un lugar visible del Congreso:
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