jueves, 14 de abril de 2011

¡CUANDO EL CELULAR NOS INCOMODA…!

Emplear el celular al volante constituye un verdadero peligro...

No cabe duda que el celular es el invento del siglo al extremo que en la actualidad nadie, o casi nadie, puede vivir sin él.

Es verdad. Hasta cierto punto el sugerente aparatito desempeña una importante función en nuestras vidas, porque permite estar en permanente comunicación con quienes deseamos.

Por eso es común ver a numerosas personas hablando a solas por la calle sin tener el mínimo conocimiento de lo que ocurre a su alrededor.

En ocasiones hasta revelan cuestiones íntimas que quienes caminan por las inmediaciones no tienen por que enterarse.

No obstante, hay momentos en que el móvil se convierte en un elemento distractor y hasta nocivo, como en los siguientes casos.

Me encontraba reclinado en el cómodo sillón del consultorio odontológico de un eficiente profesional que me trataba uno de esos frecuentes problemas que se presentan en los dientes.

El galeno trabajaba en una incisión dental que me dolía hasta el alma.cuando, de repente, empezó a sonar un ritmo tropical proveniente de su fono personal.

La música no se detenía, así que el medico optó por contestar:

-- Hola, estoy con un paciente…

Y, como el interlocutor insistió, mientras yo seguía con ese interminable dolor, agregó de manera inteligente:

-- Te llamo después.

Dos días más tarde, acudí a una de las peluquerías del jirón Orbegoso para cortarme el cabello, pues lo tenía un poco largo.

Todo iba muy bien. La joven batía su tijera que me zumbaba los oídos. De pronto, sonó el aparato y ocurrió lo que se esperaba, procedió a contestar:

-- ¡Hola amor…! ¡Qué sorpresa…! ¡Cuándo has llegado…!

Mientras decía eso, sostenía el móvil con la mano izquierda y con la derecha intentaba continuar cortándome el pelo.

El diálogo se animaba cada vez más mientras movía la tijera, hasta que decidí solicitar cordialmente a una chica que estaba cerca para que la reemplazara.

-- Ayúdela, por favor, porque va a terminar cortándome las orejas, alcancé a decirle.

Situaciones similares, así de insólitas, se repiten a diario con los taxistas y en casi todas las actividades que realizamos.

Es el resultado del progreso. Aunque se hace indispensable establecer límites, pues muchas desgracias han sucedido por culpa del celular.

Ser prudente y aplicar el sentido común es la recomendación ante estas inesperadas circunstancias que pueden originarnos más de un dolor de cabeza…


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