Alan García. Alejandro Toledo y Nadine Heredia. Identificados en evitar ser investigados...
A solo unos meses del proceso
electoral que encumbrará al nuevo presidente del Perú, hay curtidos políticos
que son investigados por diversas
razones.
Por coincidencia, dos ex presidentes
que ansían paladear una vez más el codiciado goce de los beneficios palaciegos,
figuran entre ellos.
Involucrados en comprometedoras
situaciones legales que la ciudadanía exige conocer, utilizan los últimos mecanismos
que la justicia les faculta para impedirlo.
La historia empezó con Ollanta
Humala cuando en abril del 2008, presentó un hábeas corpus y fue excluido del
proceso por el “andahuaylazo”.
Siguió Alan García quien, en junio
del 2013, acudió a una acción de amparo contra la megacomisión. Un juez
constitucional declaró fundada la medida y anuló parcialmente la indagación.
Un año antes, el mismo líder aprista
declaró que no se defendía “con recursos de amparo, ni con llantos…”
Con esos “exitosos” antecedentes, en
setiembre del 2013, Alejandro Toledo, presentó un hábeas corpus contra la
comisión de fiscalización que lo investigaba por el caso Ecoteva que fue
rechazado al año siguiente.
Hasta el momento, el jefe de la
chacana, obsesionado en que no se llegue a la supuesta verdad, tiene tres hábeas
corpus rechazados. Su defensa no se rinde. Estudia una cuarta.
Demostrando ser una aplicada alumna
de su esposo, Alan y Alejandro, en febrero pasado, Nadine Hereda recurrió al
hábeas corpus para archivar la investigación preliminar que le abrió la fiscalía
por presunto lavado de activos.
Conste que en abril del 2014, la
primera dama criticó a García por haber movido “sus tentáculos en el poder
Judicial”.
Pero allí no queda todo. Antes de
fiestas patrias, ella recurrió a una acción de amparo ante el Segundo Juzgado
Constitucional de Lima para ser excluida de la comisión Belaunde Lossio.
El fin de semana, el poder Judicial
declaró inadmisible dicho documento aunque ha otorgado plazos para precisar algunos aspectos
que “brinden información adicional” para una mejor calificación.
¿Cuál es la conclusión de todo esto…?
Simple. Que los políticos peruanos huyen de las averiguaciones en su contra. No
desean que se indague sobre sus actos en el pasado.
En principio. Si una persona es
acusada por algo que no cometió, la acción, inmediata e instintiva, es colaborar
y solicitar que se le investigue.
Basada su inocencia, la pone por
delante como escudo y se defiende. Facilita las pesquisas en reguardo de su
honor y dignidad.
No sucede lo mismo con los políticos
mencionados quienes, como felinos, tratan de ocultar con tierra los supuestos
errores.
Es posible que, al final, la
justicia los favorezca, pero quedará en el espíritu ciudadano la amarga sensación que algo
faltó y se sentirá frustrado.
El Perú necesita políticos trabajadores,
honestos y transparentes. Que no doblen la mirada al costado cuando deben mirar
al frente y enseñen las manos limpias cuando se les pida cuentas…
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