viernes, 7 de agosto de 2015

POEMAS DE AMOR: ¡VERSOS ETERNOS NACIDOS DEL ALMA…!

Alguien dijo cierta vez que el amor mueve al mundo.  Y no se equivocó.
             
No es el Día de los Enamorados, pero somos conscientes que este sentimiento se experimenta a cada instante y durante todo el año. Si no, pregúntenle a los jóvenes.
             
Recuerdo algunos poemas que debíamos aprender en las aulas canarias de la etapa escolar. Eran versos tiernos y conmovedores. Limpios de morbo.
             
En especial, por la manera directa de abordar el tema, la forma tan sencilla de expresarlo. Su plenitud verbal y contenido profundo.
             
¿Quién no recuerda a “El seminarista de los ojos negros” de Miguel Ramos Carrión…?
             
Aquel de la rubia salmantina que cada tarde se solaza desde su balcón viendo pasar apuestos jóvenes religiosos y queda prendado de uno de ellos.
             
El muchacho lo nota y surge un amor platónico que se mantiene a través del tiempo. La chica escucha un día entonar cantos fúnebres a la comitiva. Busca a su amado y no lo encuentra.
             
Transcurren muchos inviernos. Ella, solitaria y desconsolada. Ya ajada por los años, persiste fielmente desde su ventana en observar las negras sotanas. Es cuando el autor concluye:
             
“La labor suspende, los mira, y al verlos, sus ojos azules ya tristes, muertos, vierten silenciosas lágrimas de hielo. Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo del seminarista de los ojos negros...”

O
cuando, en la misma y lejana época del uniforme comando, leí uno de los versos de José Ángel Buesa, poeta romántico por excelencia, al hacer alusión a un amor imposible.
             
Aquella indescifrable inclinación, preferencia o lo que sea, orientada a quien, por misteriosas razones, es inútil intentar nada. En lo absoluto.
             
Con una persona que ni siquiera se ha establecido una relación. Es un insólito ritual silencioso, quebrado, trunco y ausente. Buesa termina diciendo:
             
“Porque sin ser tu amigo, ni tu esposo, ni tu amante, soy el que más te ha querido. Con eso, con eso… tienes bastante…”
             
¿Puede haber algo más claro que eso…?
             
Hace poco, me encontré con un autor que desconocía. Ni siquiera había escuchado su nombre, Paúl Éluard.
             
Fue a raíz de un escrito del periodista limeño Jaime Bedoya quien se refirió a él al tratar de los emoticones incorporados a los correos electrónicos, celulares y chats e incluye estas líneas:
             
“He estado tan cerca de ti, que siento frío cerca de otros…”
             
Léanlas una y otra vez. Analicen cada una de esta docena de palabras y traten de sumergirse en su infinito e inconmensurable contenido.
           
Allí está dicho todo. Para qué decir más, si no falta nada.     
            
Quien está enamorado, o alguna vez lo estuvo de verdad, nos dará la razón. Son versos nacidos del alma…

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