Los expresidentes peruanos tienen beneficios que deben ser eliminados por respeto al pueblo...
“Congreso gasta al mes 122 mil soles
en Alejandro Toledo”, era el titular de un diario capitalino que colgaba al
aire de una cinta en un quiosco.
Me detuve. Leí una vez. Y lo volví a
leer. No pude ocultar mi sorpresa.
Como era una nota de escándalo, opté
por comprar el periódico que en dos páginas explica, con precisión, cómo se
derrocha el dinero de los peruanos.
El artículo indica que el líder de
Perú Posible (¿Posible para ganar mucho dinero…?), recibe cada mes trescientos
galones de combustible.
Se le paga, además, vehículo
oficial, tres asesores, uno de ellos es de prensa (¿Para qué…?) y secretaria
personal, que “ocupan una oficina con otros servicios”. Todo, por más de 120
mil soles mensuales.
La bancada de Fuerza Popular, que
hizo la revelación, sostiene que “resulta incongruente que a una persona que no reside en el país se le otorguen estos beneficios”.
Añade que “resulta un despropósito
que el Parlamento desembolse cuantiosa suma de dinero a alguien que no vive
aquí y podría suponer que estaría siendo utilizado indebidamente por terceras
personas”.
Algo más. La información rotula: “El
congreso gasta…”. ¡No…! El dinero no
es del congreso. El legislativo existe y funciona con la plata del ciudadano. El
titular debería decir “El pueblo peruano gasta…”
Entrevistados sobre el particular,
un congresista sostuvo que el tema tendría que replantearse, revaluarse y
discutirse en la mesa directiva del legislativo.
Oiga. Aquí no hay nada que discutir.
Ni mucho menos analizar. Si se habla de austeridad, por el mínimo respeto a la
ciudadanía, solo queda eliminarlo.
Y no solo acabar con los beneficios
de Toledo. También con los que, posiblemente, recibe Alan García y podría gozar
Humala y quienes lo sigan cuando abandone el poder.
Basta con la envidiable remuneración
vitalicia y todos los privilegios que sirvieron para satisfacer sus bolsillos y
su ego cuando ejercieron el mandato.
A propósito de Ollanta. Su caballito
de batalla favorito es la inclusión social. No obstante, permite esto que es un
insulto, atropello y humillación contra el pueblo peruano.
La democracia es el gobierno del
pueblo, por el pueblo y para el pueblo. No para los que nos gobiernan cinco
años y terminan como millonarios eternos.
Duele de verdad que durante tanto
tiempo se haya ocultado esta infamia en las altas esferas del Estado. Pero,
nunca es tarde.
Ahora. Lo menos que puede hacer el
congreso es derogar de inmediato y por
unanimidad este dispositivo que golpea a la ciudadanía en la parte más débil…
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