Congreso peruano que pierde el tiempo en debates estériles existiendo tantos temas vitales que abordar...
El Perú, según la Constitución, es una república unitaria, representativa y descentralizada.
Durante muchos años nuestro territorio estuvo dividido geográficamente en departamentos.
Los representantes del presidente en esas circunscripciones fueron los prefectos y subprefectos.
Más tarde, siguiendo los cánones de la descentralización, para lograr el progreso integral, se crearon las corporaciones de desarrollo.
Con el transcurrir del tiempo se intentó unir algunos departamentos limítrofes, en base a las macrorregiones.
Pero, como no se logró unificar criterios sobre la demarcación departamental, se establecieron los gobiernos regionales.
Es esa la delimitación gubernamental vigente, con su máximo conductor denominado presidente regional que realiza funciones específicas.
Aparte se mantiene el representante del primer mandatario con el nombre de gobernador, designado por el ministerio del Interior.
La semana anterior la comisión de constitución del Congreso aprobó una reforma constitucional orientada a cambiar la denominación de los presidentes regionales por la de gobernadores.
¿Se da cuenta, amigo lector, en lo que pierden tiempo los legisladores peruanos…?
Existiendo tantos aspectos que tienen prioridad, son trascendentales o de vital importancia en el devenir de la nación, se dedican a temas estériles.
Esto es inconcebible, pues la modificación solo busca cambiar un nombre por otro. Las funciones de esa autoridad seguirán siendo las mismas.
Sin embargo, es la realidad que se vive en el Parlamento y que, lógicamente, se refleja en el descontento y desaprobación de la ciudadanía.
Conste que, de prosperar la iniciativa, los presidentes regionales pasarán a llamarse gobernadores regionales.
Eso generará problemas y confusiones, porque ya existen autoridades que actúan con la designación de gobernadores.
La “novedosa” y desacertada propuesta debe ser debatida por el pleno parlamentario en los próximos días.
Tiempo que bien podría emplearse en otros asuntos y dinero de nuestros bolsillos, que tanta falta nos hace, arrojados irresponsablemente por la borda…
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