Pancarta de la campaña de sensibilización contra los ruidos molestos en Trujillo...
Uno de los más graves problemas que afronta la población de Trujillo, aparte del caos vehicular, son los ruidos molestos.
Estos son originados, generalmente, por el incesante sonar de las bocinas, cornetas, sirenas, escapes y la combustión de los automotores antiguos
Los conductores los utilizan sin discriminación y por el menor motivo convirtiendo nuestra ciudad en un pandemonio.
La peor parte la llevan los ciudadanos que tienen que padecer este tormento cada vez que transitan por las calles y avenidas.
A pesar de las graves consecuencias que el ruido genera en el ser humano la situación se repite a cada instante.
Hace unos días el Servicio de Gestión Ambiental realizó una caminata de sensibilización dirigida a minimizar los niveles de sonido en Trujillo.
La delegación distribuía vistosos afiches en los que, entre otras cosas, se pedía: “¡Por favor! No más ruidos”
Pero lo que nos llamó la atención fue que en la parte posterior de la propaganda figuraban las infracciones a la seguridad y al medio ambiente.
Así mismo, las medidas y montos especificados en el Reglamento Nacional de Tránsito y la ordenanza municipal respectiva.
Las sanciones económicas varían entre los setentiún y los 3,550 soles.
El dispositivo incluye el mal uso de altoparlantes, megáfonos, equipos de sonido, silbatos, petardos y cohetes o cualquier otro medio que, por su intensidad, tipo o persistencia, ocasione molestias.
Igualmente el funcionamiento de bares, restaurantes, centros comerciales o similares con niveles de volumen tan alto que moleste al vecindario.
Entonces, la pregunta cae por su propio peso: ¿Por qué no se aplican las leyes vigentes y se sanciona a los infractores…?
Si existen las normas no hay ninguna explicación para que la población tenga que seguir sufriendo y enfermándose a causa de los insoportables ruidos molestos.
Recordemos que, según la Organización Mundial de la Salud, el nivel soportable de ruido no debe superar los treinta y cinco decibeles y de acuerdo a los estudios realizados en nuestro medio alcanza los ciento veinte o más.
En lugar de invocar a los responsables que por favor no generen más contaminación sonora, debemos exigir a las autoridades que apliquen la ley. Solo eso.
La Policía Nacional, la gerencia de Transportes y el municipio deben coordinar en la mejor forma para acabar con esta grave dificultad que fatalmente ubica a Trujillo en la categoría de una simple aldea…
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