Los Pioneros del Ritmo de Colombia en pleno baile de salsa...
No tenemos el informe final de los logros financieros del Festival Internacional de Danzas Folclóricas 2011, pero es necesario reconocer que, desde el punto de vista artístico, constituyó un éxito rotundo.
Las delegaciones que actuaron el último fin de semana en el coliseo cerrado Gran Chimú mostraron el esplendor costumbrista de su tierra a través del baile, coreografía y su vistosa indumentaria.
Cada presentación destacó por la fuerza, el ímpetu y la destreza de los intérpretes que ofrecieron lo mejor de su repertorio para complacer al público.
En el lado opuesto de las observaciones queda la respuesta del público que, a nuestro parecer, no asistió en la medida que se esperaba. Las tribunas merecieron un mejor marco.
Sobre todo por el fin benéfico que perseguía el certamen. Contribuir con la Compañía de Bomberos Voluntarios Nº 26 de Trujillo.
Aquella organización que es la primera en acudir con sus equipos para brindar la urgente atención en casos de accidentes de tránsito e incendios
Aparte del reconocimiento a algunas empresas, consideramos que otras más debieron plegarse a la campaña en diversas formas.
No solo con el aporte económico, sino tal vez adquiriendo entradas para repartirlas entre sus trabajadores más puntuales o destacados y cosas por el estilo.
El objetivo era contribuir con una entidad que se entrega por completo por preservar la vida de las personas y combatir los siniestros.
En ese sentido faltó más identificación. Esperamos que en una próxima oportunidad el respaldo sea multitudinario.
Al margen de lo expresado, queda la satisfacción de haber sido testigos de un evento inolvidable.
Cómo borrar de nuestra mente los sincronizados pasos de los bailarines de Francia, Italia, Ucrania y Canadá o el acompasado zapateo de los rusos.
La alegría y el candor de las delegaciones de Costa Rica, Ecuador y Venezuela o las danzas modernas de los chilenos.
Colombia deleitó con su tradicional cumbia, aunque la agrupación Los Pioneros del Ritmo asombró a la concurrencia con sus arriesgados pasos, movimientos y saltos al vacío de la salsa.
Mención especial merece la agrupación de la escuela de Pretoria, de Sudáfrica, con la expresión viviente de sus bailes autóctonos acompañados de tambores y sonidos guturales.
Y qué decir del grupo Michanzamán de la Universidad Nacional de Trujillo que agradó en la ejecución de la danza de las tijeras y la marinera de salón.
En síntesis. Un espectáculo majestuoso que sirvió para decirles a los bomberos que siempre estamos con ellos…
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