No hay justificación para que los vehículos públicos suenen sirenas...
Una de estas frígidas madrugadas de invierno, dormíamos plácidamente los vecinos del lugar donde vivo, cuando el sonido repetido de la sirena de un auto nos hizo saltar de la cama.
Ocurría que algún despistado taxista entrado en copas, se encontró con un amigo y empezó a sonar ese mortificante aparato sin motivo alguno. Eran las cinco de la mañana.
El insólito incidente, trajo a la memoria la búsqueda de una explicación sensata y lógica por la cual los vehículos de transporte público en Trujillo tienen incorporado ese accesorio y, peor aún, hacerlo sonar.
El problema se presenta desde hace muchos años sin que ninguno de los entes responsables, haya logrado superarlo a pesar del grave daño que causa a la salud de las personas.
La contaminación sonora adquiere contornos alarmantes cuando se escucha operar el referido aditamento en todos los lugares, incluso en las inmediaciones de los hospitales, clínicas, asilo de ancianos y centros educativos.
Ni mencionar el alboroto y descontrol que ocasionan en el centro cívico donde los pilotos usan sirenas y bocinas de manera indiscriminada.
Hace poco hubo oportunidad de entrevistar al gerente de Transportes de la Municipalidad Provincial y le planteamos la posibilidad de “extirpar” las sirenas de los automotores.
Respondió que sería una tarea complicada y que por ahora el municipio estaba elaborando un reglamento que debe ser concluido en las siguientes semanas.
Explicó que el documento edilicio contempla la aplicación de multas a los choferes infractores. Esperamos que sean impuestas con la severidad que el caso exige.
A propósito, el gobierno local desarrolla desde hace varias semanas campañas educativas a los conductores de diferentes compañías de taxis. Sería oportuno incluir en el temario un capítulo especial sobre esta prohibición.
Sin embargo, consideramos que en el momento de la revisión técnica las cornetas que producen ese desagradable sonido deben ser desactivadas.
Por ahora, la responsabilidad recae directamente en las autoridades porque todos somos conscientes del inconcebible desorden sonoro.
Recordemos que el innecesario accionar de las sirenas constituye uno de los más serios atentados contra la tranquilidad de la población
Las grandes metrópolis se caracterizan por la circulación silenciosa de las unidades móviles. No obstante que su número es mucho más elevado.
En esos lugares ni siquiera se concibe el accionar del claxon. Las sirenas simplemente no existen.
Terminemos de una vez con esta situación que desdibuja por completo la buena imagen que intentamos otorgarle a nuestra ciudad…
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