La existencia humana a través de la historia está circunscrita al esfuerzo del hombre por subsistir por medio de trabajo.
Sin embargo, siempre ha tratado de alternar los momentos de penuria con mucho ingenio, creando sucesos ficticios, dirigidos a alegrar el espíritu.
Eso se ha logrado mediante los chistes que, según se ha comprobado, existen desde los albores de la humanidad.
Así lo acaba de revelar el estudio publicado por la Universidad de Wolverhampton, Reino Unido, por encargo del canal de televisión Dave.
Según las investigaciones, la broma más antigua corresponde al año 1900 antes de Cristo.
Continúa la perteneciente al rey Snofru, en el año 1600 antes de Cristo que refiere lo siguiente:
“¿Cómo entender a un faraón aburrido…?”
Y prosigue: “Navegas en un bote cargado de mujeres jóvenes vestidas sólo con redes de pescar y le pides al emperador que vaya a atrapar un pez”.
La chanza consta en el Papiro de Westcar que es un texto egipcio que reúne ciertas imágenes, depositadas desde 1868, en el Museo Egipcio de Berlín; Alemania.
El chiste británico más antiguo pertenece al siglo X y demuestra el sentido picaresco de los anglosajones.
“¿Qué cuelga del muslo del hombre y quiere introducirse en un hoyo en el que a menudo se mete algo…?”
No sean tan mal pensados, la respuesta es: la llave.
Todo esto es una muestra del espíritu gracioso y ocurrente del hombre de todos los tiempos.
En la actualidad se publican revistas ilustradas y folletos literarios orientados a hacer reír y reír a la gente.
Incluso los especialistas sostienen que el hacerlo produce un efecto terapéutico en torno a algunas afecciones.
Ese fue el sustento de la leída sección “La risa, remedio infalible” de la popular publicación mundial Reader’s Digest.
Nuestros antepasados nos dieron el ejemplo. Contemos más chistes, riamos con todas nuestras fuerzas y vivamos más saludables…
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