Una de la fiestas más peligrosas del mundo es la de los Sanfermines de Pamplona, España....(Reuters)
El último encierro de la fiesta de los Sanfermines de Pamplona, España, se efectuó el domingo pasado.
Seis astados fueron soltados para perseguir a cientos de personas ubicadas en el callejón formado desde el municipio hasta la plaza de toros.
Los cuadrúpedos pertenecían a la ganadería gaditana Núñez del Cuvillo caracterizados por su estirpe, temple y fortaleza.
La carrera empieza en el tramo del ayuntamiento, sigue por las calles Estafeta y Santo Domingo hasta llegar al tradicional coso.
Todo el recorrido, que dura entre dos a tres minutos, se efectúa sobre una pista formada por un panel de antiguos adoquines con bordes curvados propios de la zona.
La espectacular foto muestra la diferencia de velocidad y fuerzas. La corpulencia del animal contrasta con la frágil silueta de un avezado joven.
Mientras él huye desesperado para evitar ser alcanzado, la fiera blandiendo sus largos cuernos, brama casi babeando apenas unos centímetros atrás.
Hasta parece que el muchacho sintiera el cálido aliento del toro sobre su nuca.
Una escena propia de quienes gustan jugar con las emociones y el peligro al máximo…
El último encierro de la fiesta de los Sanfermines de Pamplona, España, se efectuó el domingo pasado.
Seis astados fueron soltados para perseguir a cientos de personas ubicadas en el callejón formado desde el municipio hasta la plaza de toros.
Los cuadrúpedos pertenecían a la ganadería gaditana Núñez del Cuvillo caracterizados por su estirpe, temple y fortaleza.
La carrera empieza en el tramo del ayuntamiento, sigue por las calles Estafeta y Santo Domingo hasta llegar al tradicional coso.
Todo el recorrido, que dura entre dos a tres minutos, se efectúa sobre una pista formada por un panel de antiguos adoquines con bordes curvados propios de la zona.
La espectacular foto muestra la diferencia de velocidad y fuerzas. La corpulencia del animal contrasta con la frágil silueta de un avezado joven.
Mientras él huye desesperado para evitar ser alcanzado, la fiera blandiendo sus largos cuernos, brama casi babeando apenas unos centímetros atrás.
Hasta parece que el muchacho sintiera el cálido aliento del toro sobre su nuca.
Una escena propia de quienes gustan jugar con las emociones y el peligro al máximo…
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