Trujillo es una de las pocas ciudades del mundo que permiten que los autos usen sirenas. Eso constituye un atropello...
Uno de los elementos que contribuyen al caos vehicular en Trujillo es el relacionado con las sirenas que utilizan los taxis y algunos vehículos particulares.
Lo lamentable es que su empleo, de parte de los conductores, se realiza en forma indiscriminada.
Y para mala suerte de la ciudadanía y quienes nos visitan, no existe ningún control al respecto.
En cualquier parte de la ciudad, incluso en el momento menos esperado, se escucha el estridente e insoportable sonido que emiten.
Es oportuno resaltar que, en ningún lugar del mundo se tolera la incorporación de esta clase de implementos a los carros. Porque no son necesarios.
Ni siquiera se permite el uso de bocinas, tal como se quiso hacer en Trujillo en una campaña edilicia que, de manera inexplicable, fracasó.
Ahora que estamos a las puertas de dos importante cumbres internacionales es conveniente que las autoridades de transportes, policiales y municipales coordinen para terminar con estos ruidos molestos.
De paso, es indispensable señalizar con precisión las áreas destinadas a los peatones en la cinta asfáltica, por lo menos en el perímetro de la avenita América.
En esa forma se evitará que los vehículos invadan ese espacio y faciliten el libre tránsito de las personas. Incluso aunque no existan policías cerca.
Que el despegue económico que pregona el gobierno se extienda a paulatinamente a otras áreas como las que comentamos.
Ante la presencia de altos representantes foráneos es recomendable dar muestras de organización, orden y, sobre todo, de consideración al prójimo.
Debemos reconocer que quienes conducen las unidades móviles, que circulan dentro de y fuera de la ciudad, en su mayoría, dan pésimas muestras de educación.
Se requieren campañas, basadas en el respeto al peatón y dedicadas a reorientar el comportamiento mostrado hasta ahora por los pilotos.
En caso contrario, la aplicación de las sanciones es inminente Más aún si facultan recaudar dinero que puede ser revertido en asfaltado, semáforos y tareas de señalización.
Pero empecemos eliminando las sirenas por ser innecesarias y atentar contra la tranquilidad pública.
Es un clamor popular…
Lo lamentable es que su empleo, de parte de los conductores, se realiza en forma indiscriminada.
Y para mala suerte de la ciudadanía y quienes nos visitan, no existe ningún control al respecto.
En cualquier parte de la ciudad, incluso en el momento menos esperado, se escucha el estridente e insoportable sonido que emiten.
Es oportuno resaltar que, en ningún lugar del mundo se tolera la incorporación de esta clase de implementos a los carros. Porque no son necesarios.
Ni siquiera se permite el uso de bocinas, tal como se quiso hacer en Trujillo en una campaña edilicia que, de manera inexplicable, fracasó.
Ahora que estamos a las puertas de dos importante cumbres internacionales es conveniente que las autoridades de transportes, policiales y municipales coordinen para terminar con estos ruidos molestos.
De paso, es indispensable señalizar con precisión las áreas destinadas a los peatones en la cinta asfáltica, por lo menos en el perímetro de la avenita América.
En esa forma se evitará que los vehículos invadan ese espacio y faciliten el libre tránsito de las personas. Incluso aunque no existan policías cerca.
Que el despegue económico que pregona el gobierno se extienda a paulatinamente a otras áreas como las que comentamos.
Ante la presencia de altos representantes foráneos es recomendable dar muestras de organización, orden y, sobre todo, de consideración al prójimo.
Debemos reconocer que quienes conducen las unidades móviles, que circulan dentro de y fuera de la ciudad, en su mayoría, dan pésimas muestras de educación.
Se requieren campañas, basadas en el respeto al peatón y dedicadas a reorientar el comportamiento mostrado hasta ahora por los pilotos.
En caso contrario, la aplicación de las sanciones es inminente Más aún si facultan recaudar dinero que puede ser revertido en asfaltado, semáforos y tareas de señalización.
Pero empecemos eliminando las sirenas por ser innecesarias y atentar contra la tranquilidad pública.
Es un clamor popular…
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