martes, 8 de julio de 2014

¡HUMILLACIÓN, DECEPCIÓN Y LÁGRIMAS…!


David Luiz es consolado por Thiago Silva quien no jugó por exceso de tarjetas amarillas...

Patético. Dramático. Doloroso. No hay palabras para describir el partido de la estrepitosa goleada que Alemania aplicó ayer a Brasil.
            
Ambos estrenaban uniformes. Los cariocas cambiaron el pantalón corto blanco por el azul. Los germanos, el albo por las rayas rojas y negras.
            
Querían hacer historia. Y lo consiguieron. Por lo menos, los europeos que aplicaron la derrota más clamorosa e inédita de la historia al pentacampeón del mundo.
             
Los dueños de casa empezaron al ataque, pero se encontraron con una defensa impasable y una ofensiva arrolladora.
             
Pelota a ras del suelo, pase preciso al compañero, búsqueda del espacio libre y vertiginosa velocidad trajeron por los suelos las intenciones brasileñas.
             
Con esos contundentes argumentos era imposible impedir la cadena de cinco goles consecutivos en menos de veinte minutos.
             
Superar ese abultado marcador era imposible. En el complemento la cifra aumentó a siete contra uno de descuento. ¡Una puñalada…!
             
Las tribunas del estadio Mineirao que lucían al comienzo alborozadas y pintadas de camisetas amarillas, enmudecieron.
             
Gritos y aplausos silenciaron. Cambiaron por el desconsuelo, la desesperación y las lágrimas.
             
Cada sonrisa se tornó en una distorsionada mueca de desconsuelo y desolación. La alegría a raudales se convirtió en una interminable pesadilla.
             
Muchos optaron por retirarse del recinto con la cabeza inclinada avergonzados ante tremenda humillación.
             
Al sonar el pitazo final, el llanto contagió a varios jugadores que caminaban incrédulos.
             
Julio César, el golero, a punto de llorar, declaró que era muy complicado tratar de explicar lo inexplicable.
             
Por su parte, el fornido zaguero David Luiz, pidió perdón a la “torcida” por haber defraudado sus expectativas.
             
Brasil quedó eliminado en la forma más penosa del Mundial que organizó. Millones sollozaron ante tremendo vejamen. 

Nosotros, que otras veces participamos de sus triunfos, tampoco logramos disimular las lágrimas...

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