jueves, 21 de agosto de 2008

UNA OLVIDADA COSTUMBRE: CEDER EL ASIENTO…

Ceder el asiento a las personas necesitadas es una muestra de educación de la gente... (Andina)

Uno de los consejos de nuestros padres, hace muchos años, fue respetar a las personas de edad y, si se encuentran de pie, cederles el asiento.

Era lo menos que se podía hacer por quienes dieron toda su vida en la formación de sus hijos y trabajaron por el progreso de su familia.

Obedientes, como eran los niños y jóvenes de antes, nos sentíamos muy felices cuando nos levantábamos para que ellos tomaran asiento.

Y también porque se estaba poniendo en práctica un consejo de nuestros progenitores.

La misma actitud teníamos ante una madre embarazada o alguna persona discapacitada.

Ahora todo eso, lamentablemente, ha quedado en el olvido. Sólo prima el principio de “primero yo, después los demás”. Nadie sede el asiento a nadie.

La situación se observa, con las mismas características, en los diferentes escenarios.

Por eso adquiere singular importancia la campaña sobre el uso del asiento reservado en el transporte público denominado “Mírame. Estás en mi asiento”.

La iniciativa pertenece a la Municipalidad Provincial de Lima y tiene el objetivo de mejorar el servicio a la población vulnerable.

Están incluidos entre en ese grupo las mujeres embarazadas, los discapacitados y los adultos mayores.

El operativo establece que los sitios exclusivos deben estar ubicados cerca la puerta de los autobuses.

No excluye la posibilidad que las personas caritativas asuman esta responsabilidad cuando los lugares reservados se encuentren ocupados.

Es oportuno resaltar que existe una ordenanza municipal que prevé una multa del quince por ciento de la Unidad Impositiva Tributaria a quienes no cumplan con la norma.

Las personas perjudicadas tienen la atribución de denunciar ante la policía el desatino y las autoridades serán las encargadas de aplicar las sanciones del caso.

Esperamos que la Municipalidad de Trujillo adopte la misma actitud que trata de exaltar la dignidad de las personas necesitadas.

No debemos olvidar que Dios, o el destino, serán los que permitan que los jóvenes de ahora, con el tiempo, lleguen a ser viejos.

De lo contrario, podrían desaparecer mucho antes víctimas de un accidente o enfermedad.

Ayudemos a las madres, los discapacitados y los honorables ancianos. Tengan la seguridad que sentirán una infinita satisfacción al cumplir con esa loable acción…

1 comentario:

Yamiluciana dijo...

Aveces esas personas no te dan las gracias cuando le cedes el asiento no te dan las gracias y se sientan asi como si nada y aveces eso molesta a algunas personas personas que aveces no tienen ganas de ceder el asiento ¿No te parece algo injusto?