viernes, 19 de junio de 2015

PADRES E HIJOS: ¿DE TAL PALO, TAL ASTILLA…?

Existe una popular frase que sostiene: “De tal palo, tal astilla”, refiriéndose a que los hijos son muy semejantes a sus padres.
             
¿Es cierta esta aseveración…? La analizaremos brevemente a propósito de la celebración del Día de Padre.
             
La cita parte del criterio común sobre la forma cómo los progenitores pueden influir en la formación del carácter y la personalidad de sus hijos.
              
Cuando son niños, por lo general, los pequeños ven a sus padres como modelo o ídolo. Nadie es como ellos, por eso tratan de imitarlos.
            
Por eso, el buen ejemplo es fundamental. Partiendo del trato dentro de la estructura familiar que incluye las palabras utilizadas. porque ellos todo repiten.
            
Es propicio indicar que la confianza jamás debe confundirse con el empleo de lisuras en el seno del hogar. Evitarlas por completo es señal de educación.
             
Las buenas maneras y costumbres tampoco pueden quedar de lado porque hay un momento en que los niños aprenden por imitación.
            
No podemos olvidar que la misión de los padres es trasmitir a los hijos todo aquello que sea verdadero, satisfactorio y útil.
             
La influencia de los padres es tal que, con el transcurrir del tiempo, algunos chicos  siguen la senda paterna en cuanto a sus ocupaciones, oficios y hasta profesiones.
             
Así se explica que haya familias en las que si el progenitor es un médico, contador o abogado exitoso, los hijos también traten de serlo.
             
Igualmente, podría darse el caso contrario. Que no quieran saber nada con la profesión de quien le dio el ser. Entonces, debe respetarse su decisión.
             
Como el amigo periodista que cuenta que dejaba el diario a la vista en casa para que sus hijos leyeran lo que había escrito y al regresar notaba que el periódico ni siquiera había sido desplegado.
             
Constituye esa, la más evidente muestra que no es obligatorio que las ocupaciones  de los padres se prolonguen siempre a los hijos.
             
Una muestra sencilla de lo expresado, es la anécdota del proselitista fascista de la época de Mussolini en Europa.
             
Refieren que dicho personaje iba de pueblo en pueblo difundiendo las supuestas bondades del fascismo.
             
En su recorrido, encontró a un joven y le pidió que debiera afiliarse al partido porque era el futuro de Italia.
             
Ante tal propuesta, el muchacho contestó:
            
-- No. Mire. Mi padre es socialista, mi abuelo era socialista. Tengo otros parientes comunistas. Yo no puedo hacerme fascista.
             
Indignado, el militante del “fascio”, casi gritando, le preguntó:
             
-- ¿Qué argumento es ese de que tu padre y de que tu abuelo…? ¿Y si tu padre fuera un asesino y si tu abuelo hubiese sido un asesino…?
            
 Antes que prosiguiera, el joven lo interrumpió:
            
-- ¡Ah…! ¡Entonces, si… entonces, sí me haría del partido fascista…!           

No hay comentarios: