A pesar del peligro, el hombre que maneja una moto habla por celular... (Googlo Street Wiew)
Camina usted tranquilamente por el
paseo peatonal del corazón de Trujillo donde está prohibido el tránsito
vehicular.
Levanta la mirada y observa que una despreocupada
jovencita, hablando alegremente con el celular pegado al oído, viene en
dirección suya.
Ella está tan concentrada en la
conversación, que no le interesa el ambiente que la rodea. Ni siquiera que va
directo contra usted.
Entonces piensa de inmediato en dos
alternativas. Esquivarla. O advertirle, en alguna forma, para evitar el impacto.
Es que cuando uno dialoga, frente a
frente con otra persona o a través del móvil, pone sus cinco sentidos en
escuchar lo que le dicen para responder con propiedad.
Traslade mentalmente la misma imagen
del diálogo a una calle o avenida de la
ciudad.
Usted está al comando de un vehículo
y recibe una llamada o decide comunicarse a través del celular con alguien.
Según recientes investigaciones,
circulando a una velocidad de sesenta kilómetros por hora, marcar un número es
sumamente peligroso.
Equivale, con exactitud escalofriante,
a recorrer una manzana, o cien metros, con los ojos cerrados.
Parece increíble. ¿Verdad...?. Pero,
es cierto. No es la conclusión de un ciudadano cualquiera o un novato.
Lo dicen los expertos luego de
minuciosos estudios y comprobaciones. Y, es lógico. ¿Se imagina caminar siquiera unos pasos a
ciegas…?
Por eso, pusimos el ejemplo del
comienzo. Claro. ¿Quién no quisiera rozarse con una bella chica en esas
circunstancias…?
Muy diferentes son las consecuencias
que podrían originarse cuando quien habla es el chofer de un carro.
Son innumerables los accidentes causados por esta acción que parece tan
sencilla, pero resulta tremendamente
riesgosa.
¿Cuántas veces hemos visto en
Trujillo choferes manejando con una mano y el celular en la otra…? Algunos
taxistas en servicio también lo hacen.
Conste que entre ellos se incluye a
los motociclistas y, en el colmo del desprecio a la vida, hasta a los ciclistas.
Además de perder el dominio del
timón, que está fabricado para moverlo con ambas manos, deja de prestar
atención a todo lo que tiene alrededor.
Impulsado por contestar, descuida o
desatiende la razón fundamental de su labor: tripular la unidad.
Amigo piloto. No hay nada más
valioso que la existencia humana. Expóngase a perder una llamada, pero jamás…
la vida…
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