Nelson Ned, nos dejó, pero sus canciones no morirán...
Quienes gustan de las baladas saben
que con la desaparición de Nelson Ned, el mundo pierde a uno de sus famosos cantantes
románticos.
Es que a pesar de su estatura, medía un metro veinte, poseía
una melodiosa voz y gran personalidad.
Eso le valió para escalar posiciones
en Brasil, su país natal, donde destacó en las décadas de setenta y ochenta,
Apareció a lado de otros renombrados
intérpretes cariocas como Sergio Murillo, Lindomar Castillo, César Augusto y
Roberto Carlos.
En una entrevista, él mismo reconoce
que tuvo una infancia no muy grata.
Mucho menos, feliz. A los quince años vendía chocolates y cantaba en las
esquinas.
Pero se propuso triunfar. Aprendió
español e italiano, idiomas en los que compuso sus canciones y consiguió el
éxito.
Así llegó a vender cerca de
cincuenta millones de copias en el difícil mercado musical de Estados Unidos.
Son recordadas sus temas: “Déjame si
estoy llorando”, “Feliz cumpleaños”, “Mi dulce amor” y “Yo también soy
sentimental”.
Aunque se consagró en nuestro medio
con “Si las rosas pudieran hablar”
Aquella que en algunos versos dice: “Vida,
hoy te envío estas flores, que robé en el jardín, esperando que así, de
repente, te acuerdes de mi…”
Sus
críticos manifiestan que, además de su voz, Ned poseía algo particular para
llegar al público.
Era una especie de magnetismo
personal que tienen muy pocos cantantes. Movía multitudes.
Hubo un momento en que se dejó
arrastrar por la fama. De esa época se le recuerda su expresión: “la mejor mujer, es la siguiente…”
Sin embargo, cambió con el tiempo.
Recapacitó. Fue consciente que estaba llevando una vida equivocada y se
corrigió.
La última vez que vino al Perú
interpretó canciones cristianas. Siempre con su particular estilo.
Hace unos meses, el
baladista fue internado en un hospital de Sao Paulo debido a que se le detectó
una enfermedad crónica.
Desde entonces luchó ardorosamente por
su vida hasta el domingo último en que dejó de existir. Tenía sesentaiséis
años.
Nelson Ned nos dejó. No obstante, la
música romántica que con tanto fervor cultivó, no morirá nunca…
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