Los problemas generados por el proyecto aurífero Conga nunca pasaron por la mente del presidente del Perú cuando postuló al poder...
Hace un año. Cuando aún aspiraba ocupar el sillón presidencial y ser proclamado el 28 de julio, Ollanta Humala no imaginó que afrontaría el más serio problema de su mandato: el proyecto aurífero Conga.
La semana anterior, luego de varios días de análisis e investigaciones de los peritos internacionales sobre el impacto ambiental en la zona, fue presentado el esperado informe.
El documento, entre otros aspectos, propone algunas sugerencias como no utilizar dos lagunas que se encuentran en el área del proyecto para acumular desmontes.
Así mismo, elevar la capacidad de los reservorios y evaluar las alternativas de reubicación o desplazamiento de los desmontes del tajo Perol para evitar que recubran las lagunas Azul y Chica.
Según la opinión de los analistas, la comisión de peritos cumplió su labor a cabalidad y permitió reorientar el criterio que se tenía con anterioridad.
Incluso el presidente de la Confiep afirmó que el peritaje efectuado “es una manera exitosa de resolver un problema delicado, grave y profundo”.
Ello motivó al primer mandatario ofrecer un mensaje a la nación sustentado en las conclusiones del grupo investigador de alto nivel.
Avaló el proyecto y dijo que se efectuará, pero con una serie de requisitos que deben cumplirse de manera obligatoria, empezando por el respeto a la existencia humana y el medio ambiente.
Dispuso que se constituya un fondo social y se genere diez mil puestos de trabajo para los pobladores de Cajamarca.
El presidente aseguró que, a pesar de las reticencias por parte de ciertos pobladores, el proyecto minero Conga, de la empresa Yanacocha, será concretado.
Por su parte, la empresa interesada se comprometió a evaluar las alternativas técnicas y económicas de la compensación hidrológica y ambiental.
Las palabras de Humala han servido para superar ciertas situaciones que, antes del informe internacional, parecían irreversibles.
En especial porque el gobierno garantiza una actitud mucho más estricta, aparte de un esperanzador programa de obras públicas para los cajamarquinos.
Ahora se espera que las organizaciones gremiales antimineras acepten los planteamientos expuestos por el peritaje y el gobierno.
De lo contrario, se presenta un panorama complicado y sombrío ante una situación que el presidente jamás imaginó cuando lanzaba sus discursos postulando al poder…
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