Momento cumbre. Sonny Liston totalmente vencido. Fue el primer título de los pesos pesados logrado por Cassius Clay...
Concentrarnos en el acontecer local y nacional motivó obviar los memorables setenta años que acaba de cumplir Cassius Clay, tal vez uno de los más grandes de la historia del boxeo mundial.
Nació en Louisville, Estados Unidos, el 17 de enero de 1942. Era un chico morenito como cualquier otro. Hasta que le robaron su bicicleta.
Molesto, decidió entrenar para defenderse por sus propias manos en una próxima oportunidad que no llegó nunca.
En realidad, fue como si el destino hubiese generado esa circunstancia a su corta edad para invitarlo a ingresar al mundo del boxeo donde alcanzó su máxima consagración.
El tiempo le dio la razón. A los dieciocho años, fue convocado, como amateur, para intervenir en los Juegos Olímpicos de Roma 1960.
Mostrando excelentes cualidades pugilísticas, en sorprendente campaña superó etapas hasta obtener la ansiada medalla de oro.
No obstante, ese galardón tendría un final inesperado. Cierto día acudió a comer a un restaurante signado “para blancos” y le impidieron ingresar.
Impotente, sin renegar del color de su piel, solo atinó tomar la presea olímpica y arrojarla al río Ohio.
Esa actitud demostraba los rasgos de su carácter. Aquel que pondría de manifiesto en cada pelea que sostuvo más tarde.
Su carrera fue meteórica. Pronto se hizo profesional y su nombre comenzó a ser conocido en el mundo entero.
Clay fue un deportista diferente a los demás. Catalogado como un fuera de serie. Hizo lo que nadie se atrevió realizar hasta ese momento.
Aparte de su temperamento, destacó por otras actitudes. Como la forma agresiva de hablar y referirse a sus rivales antes y durante el combate.
También por la velocidad para mover los brazos y piernas. En una y otra dirección. Daban la impresión de ser unas astas. Así como bailotear sobre el cuadrilátero. Con pasos cortos adelante, atrás y a los costados.
Su particular estilo fue conocido por los expertos como heterodoxo. Él mismo lo describía como: “flotar como una mariposa y picar como una abeja…”
Sus más celebradas peleas fueron trasmitidas por televisión a todo el planeta y concitaron la atención mundial. Nadie quería perder la oportunidad de verlo.
En una de ellas venció al campeón Sonny Liston y consiguió el título de los pesos pesados.
Cassius alternó el deporte con ciertas ideas religiosas. Tuvo relación con los activistas afro-americanos.
Luego se convirtió a la Nación del Islam adoptando el nombre de Muhammad Alí.
Declarada la Guerra de Vietnam fue enrolado en el ejército, pero se negó acudir al frente de batalla. Ante su negativa, el gobierno le arrebató el título.
Casi cuatro años después, volvió a las lides boxísticas.. En su tercera pelea después del retorno, enfrento al fornido George Foreman.
Debido a la fiereza de los contrincantes, la confrontación fue bautizada como “Estruendo en la Selva”. Ganó Alí y volvió a ser campeón.
Sin embargo, fue en 1975 que protagonizó la llamada “mejor pelea de la historia del boxeo”. Ahí venció a Joe Frazier.
Retirado de las cuatro cuerdas y del incesante griterío de las tribunas, en 1981 su golpeado cuerpo desarrolló el mal de Parkinson.
La enfermedad lo enclaustró dentro de las paredes de su casa. Pero los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 incentivaron una de sus más recordadas apariciones públicas.
Se le vio corriendo lentamente con la antorcha en la mano. Prendió la tea mayor de la competencia ante el aplauso multitudinario.
Debido a sus grandes condiciones y por el prestigio de ser tres veces campeón mundial de los pesos pesados, varias películas inmortalizaron su vida.
En 1999, en el ocaso de la centuria anterior, la renombrada revista Sports Ilustrated nombró a Mohammed como “El Deportista del Siglo XX”.
El año pasado, Ali asistió al funeral de Joe Frazier, uno de sus más encarnizados rivales. Días más tarde, sufrió una profunda crisis depresiva.
Hace poco, Cassius Clay cumplió la venerable edad de setenta años.
Quienes lo vimos tantas veces con los brazos en alto en señal de triunfo. Con toda la fuerza y brío de cada victoria, quisimos ofrecerle este testimonio
Estas líneas constituyen el homenaje a esa rutilante trayectoria deportiva del hombre convertido hoy en una leyenda…
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