Las veredas del centro cívico de Trujillo son tan angostas que originan serios problemas a los transeúntes...
Uno de los vertebrales problemas de Trujillo, según la más reciente encuesta de opinión, constituye el mal estado de las veredas del centro cívico y algunas urbanizaciones.
Uno de los vertebrales problemas de Trujillo, según la más reciente encuesta de opinión, constituye el mal estado de las veredas del centro cívico y algunas urbanizaciones.
De manera coincidente, el municipio ha considerado su remodelación como una de las obras prioritarias del año entrante.
Al respecto, debe tenerse en cuenta que la estrechez de las aceras solo permiten el paso de dos personas, debido a que fueron diseñadas cuando la ciudad tenía mucho menos habitantes que ahora.
Por ejemplo, si alguien viene en sentido contrario, es necesario hacerse a un costado. De lo contrario, bajar a la calzada, constituye un gran riesgo por el intenso tránsito vehicular.
La situación se torna caótica cuando algún parroquiano se detiene a conversar con otro en plena vereda o nos encontramos con un distraído sujeto totalmente concentrado en dialogar a través del celular.
Por lo demás, resulta una odisea caminar en las horas punta del medio día o después de las cinco de la tarde.
Durante esos momentos críticos usted debe esquivar a vendedores ambulantes provistos de canastas, carretillas o coches de madera que ocupan el área disponible para la gente.
Aunque le sorprenda, podrá hallar al paso: agua embotellada, refrescos, jugos, gelatinas, sánguches, frutas, dulces, galletas, mazamorra, huevos de codorniz y todo lo que se le antoje.
Mientras avanza, le ofrecerán controles remotos para televisión o equipos de sonido, carteras, lentes, estuches para el portátil y demás.
Camina haciendo zigzag y cuando piensa que ya se libró que le ofrezcan lo que no necesita, impacta contra las antenas de tv que le pone delante de sus ojos otro comerciante.
Sin embargo, allí no queda todo cerca de los bancos están quienes venden y compran dólares al aire libre y ponen lo suyo para obstaculizarle el paso.
Y cuando hace malabares para evitar pisar a unos indigentes que piden limosna (muchos de los cuales son falsos), se estrella contra una oxidada bicicleta que algún desadaptado encadenó a un poste.
Ojalá el municipio amplíe las veredas. Pero el trabajo debe complementarse con superar las barreras humanas que, en absurda muestra de apropiación ilícita, impiden caminar con la facilidad que todos desean.
Al ensancharlas se reducirá la cinta asfáltica. Entonces, el centro histórico debe declararse zona rígida.
Los gerentes municipales saben que una forma efectiva de ordenar la ciudad y conseguir ingresos, es multando a quienes se burlan de las normas edilicias vigentes…
1 comentario:
si hay veredas angostas y veredas ampplias mal utilizadas por comerciantes informales o carros o jardineras..Somos Idiotas?, porque no tenemos libertad para caminar ...cambiemos no uses las veredas son para caminar....Somos idiotas? obra literaria de mi autoria..habla de lo que hacemos todos en un pais..que necesita cambiar mentalidades. Romna Moreira escritora y poeta ecuatoriana. un gusto.
Publicar un comentario