El congreso peruano sigue haciendo noticia...
La asamblea suprema de todo país democrático es el congreso.
Está integrado por ciudadanos, consagrados por el voto popular, que se comprometen velar por el progreso de una nación.
Justamente, el Perú está a unas cuantas semanas de entregar esa excelsa y delicada misión a ciento treinta parlamentarios y a un nuevo presidente.
Mientras que el parlamento se encuentra a un paso de culminar un período deprimente. Desacreditado por muchos de sus integrantes.
Aquella tribuna representativa del pueblo que debería ser el receptáculo de la honestidad y cuna de elevados debates sobre la problemática nacional se convierte, en algunos casos, en el espacio de una vulgar discusión callejera.
Allí están los titulares de los diarios sobre los bochornosos actos protagonizados por ciertos congresistas, escritas en las páginas negras del hemiciclo.
Sin embargo, lo que termina por desconcertar, es que a solo unos días de los comicios generales, el alicaído congreso continúa perdiendo su majestad por la actitud de personas que jamás debieron ocupar una curul.
Como es el caso de quienes utilizan los vehículos del estado en sus campañas reeleccionistas para promocionarse.
O aquella sesión del plenario que apenas contó con la presencia de sesenta y nueve miembros. Casi la mitad. ¿Y el resto…?
Ahí no queda todo. No sabemos si habrá algún límite al respecto, pero las licencias, por cualquier motivo y sin fundamento, están acumuladas en la mesa de partes del parlamento.
Si no, que trate de desmentirlo aquella legisladora que cerca de la medianoche apareció en uno de los programas faranduleros que inundan la televisión.
Fresca, desinhibida y llena de vida, lucía una camiseta con el número que postula a ser nuevamente elegida.
Al día siguiente, su inasistencia al congreso frustro la urgente agenda matinal de una comisión de trabajo.
Un periodista llamó a su casa y ella misma respondió que no había acudido porque se encontraba mal de salud, incluso con náuseas. Sería conveniente investigar al profesional que proporcionó el certificado médico.
Porque, contra todo pronóstico. Burlándose de la ciudadanía, a la hora del almuerzo volvió a aparecer, plena de vitalidad, en otro espacio televisivo.
Ella, como otros más, busca la reelección. Un sistema que debe ser eliminado, tal como ocurre con el presidencial, según el sentir mayoritario.
Consideramos que el porvenir del país solo debemos confiarlo en manos de gente que desee trabajar con sentido ético y vocación de servicio.
Reflexionar es conveniente antes de emitir nuestro voto. Todo depende de nosotros. ¡Hagámoslo por convicción…!
El Perú se merece un destino mejor…
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